PATAGONIA – LA ISLA DE LOS PINGÜINOS
Primera Parte
El Mar Patagón andaba algo irritado ese día, si llega a estar iracundo no lo contamos.
Nunca como ese miércoles habíamos vivido una navegación tan “agitada”. A pesar de todo Javier manejaba el semirígido con una seguridad contagiosa, controlando los vaivenes del bote y las paredes de agua que se elevaban encima de nuestras cabezas.
Les presento a la tripulación:
Primera Parte
El Mar Patagón andaba algo irritado ese día, si llega a estar iracundo no lo contamos.
Nunca como ese miércoles habíamos vivido una navegación tan “agitada”. A pesar de todo Javier manejaba el semirígido con una seguridad contagiosa, controlando los vaivenes del bote y las paredes de agua que se elevaban encima de nuestras cabezas.
Les presento a la tripulación:
Al mando Javier Fernandez, deseadense, el único “nyc” entre nosotros, experto navegante, un tipo excepcional y no exagero. Le acompañaba su novia Annik, una joven bióloga suiza
Los marineros: además de nosotros dos, Brigitte francesa aventurera que a estas horas igual ya está embarcada camino a la Antártica. Mujer que denota experiencia en esto de la vida y excelente compañera de aventura, al igual que Catalina y Andrés, joven pareja colombiana, ella bióloga marina especializada en varamientos de cetáceos y él se dedica a las computadoras.
Fueron CINCO COMPAÑEROS que ante las circunstancias se portaron con una tranquilidad digna de agradecer. Nadie se puso histérico, nadie puso objeción alguna ni se quejó…(bueno este que les escribe no pudo reprimir un alarido de dolor tras superar una fatídica ola…)
Luminosa mañana la del 21 de Noviembre en Deseado…luminosa y ventosa.
Soplaba Norte y a medida que nos acercábamos a la boca de la Ría las olas iban tomando “dimensiones Patagonas”…
¡¡¡Como me gusta navegar con mar de atrás!!! Exclamó Javier
Los petreles jugaban al escondite con las olas siguiendo la barca, al espectáculo se añadió un albatros, haciendo de la travesía una experiencia única.
¡¡¡Cuanta espumita!!! dijo Javier…que traducido quiere decir ¿Dónde están los escollos que en marea baja asoman bien llegando a las cercanías de la Isla?
Afortunadamente todos los elogios que dedicamos a Javier no son meras palabras, están más que fundamentados. Supo discernir que espumitas escondían las peligrosas rocas y toreando las olas que azotaban esa “barca de locos”…
Estábamos a reparo del Norte y a pesar del movimiento disfrutamos un buen rato de la vida cotidiana de los lobos.
Catalina, armada hasta los dientes disparaba ráfagas de ceros y unos que su cámara iba convirtiendo en imágenes…Annik y Javier no se quedan cortos en este tipo de armamento. Nosotros y Brigitte hacíamos lo que buenamente podíamos con nuestros “cazamariposas” fotográfico (al que por cierto le sacamos bastante jugo)
Desembarcar con ese oleaje en un lugar en el que “el único muelle” son las rocas llenas de pequeños moluscos nos obligó a navegar un buen rato hasta encontrar “el menos peligroso” que no el más seguro de los lugares.
Si no hay muelle…tampoco hay donde amarrar.
Bueno, por fin en la Isla. Buscamos un rincón a reparo del viento y allá instalamos “el campamento”…Javier llevaba media hora tratando de “estacionar la barca” así que decidimos iniciar la caminata por la Isla.
Es absolutamente imposible hacerse a la idea de lo que allá hay, se tiene que visitar. Todas las palabras quedan cortas, nuevamente hagamos inventario...
2 comentarios:
Guanacos:
Buenísima aventura la de Uds. Las fotos,a pesar de que sugieren que su maquina es una cosa modesta, comparada con las de sus acompañantes, está muy bien utilizada. ¡Magnificas fotos!
Por otra parte, señalar que el mar por estas latitudes, habitualmente esta agitado. No por nada, en el lado chileno tenemos el "Golfo de Penas", el "corcovado", áreas como las "cincuenta rugientes". Y el mar no necesita estar encrespado, para que algunos eleven algunas plegarias al todopoderoso... No se han ganado su nombre por casualidad.
Pero en ambos lados de la cordillera hay muy buenos "lobos Marinos", que conocen muy bien esta geografía agitada y casi tempestuosa. No queda otra cosa que confiar en sus buenas manos y experiencia... y disfrutar una vivencia única, que como tu dices, es dificil de expresar con palabras.¿Hay que vivirla!
Saludos
UAU! es de esos días inolvidables.
anotado... el mar encreapado como dicen por ahí...
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