miércoles, febrero 28, 2007


PATAGONIA – RUTA AUSTRAL
Al Sur de Cochrane


Les propongo un paseo hasta Puerto Yungay, tenemos una cita con Martín el pescador y no le gusta que le hagan esperar, pero tranquilos que viajamos con tiempo para disfrutar de la belleza escénica de este “el último tramo de la Austral”, según la Turistel el más espectacular de la Ruta.

Este que les proponemos es un recorrido de ida y vuelta a Cochrane, en total unos 400 kilómetros llenos de sorprendentes paisajes y con el aliciente de la singular Caleta Tortel.

Vamos allá...

Nada más salir de Cochrane, la Laguna Esmeralda y poco más allá...


Según el mapa este debería ser el San Lorenzo, tendremos que volver para corroborarlo.


A los mellizos les sucede El Lago Chacabuco, que a los pocos minutos se esconde del...

Cerro Trunco, vigilante de la belleza que atesora todo ese tramo.
Una vez más, estar “dentro de este paisaje” renovó nuestra admiración por Patagonia.
La ruta sigue, a 45 kilómetros la cuesta Barrancón desciende para...sumergirte en un majestuoso túnel vegetal.
Seguimos hacia el Sur, las montañas insinúan que el Baker está cerca

Así es, en el km 95 aparece el Baker, la carretera va sobre el río...


Llegamos donde el desvío de Tortel pero hoy vamos a seguir por la Austral. Primero haremos la Cuesta Vagabundo presidida en su cumbre por otro de los muchos cenotafios que recuerdan a los trabajadores que perdieron la vida “abriendo” la Ruta Austral.

Desde el cruce son menos de treinta kilómetros ¡¡¡pero qué kilómetros!!!...hasta que poco más allá llegas por fin a vislumbrar el Pacífico.


Podría ser uno de tantos lagos...pero no...Ese siempre es un momento especial, muy especial...hace unos días el Atlántico nos ofrecía su explosión de vida y hoy, tras haber cruzado Patagonia, estás refrescando la mano en las frías aguas del fiordo Mitchel, donde la Austral necesita de un engendro mecánico que cruza esas calmas aguas para seguir su camino al Sur.
Nosotros nos detendremos aquí a comer algo, mientras charlamos con Martín...

El Pescador...

Tómense un tiempo para relajarse, antes de partir vaciaremos el bidón de reserva (en el depósito claro) y a continuación desandaremos camino para visitar Caleta Tortel, esto será en la próxima entrega...no se me pierdan.

El Guanaco Volador

domingo, febrero 25, 2007


PATAGONIA – TARDE DE VERANO

Cuando Carlos me comentó que iban a viajar a Camarones pensé que sería interesante poder contarles su punto de vista sobre ese fabuloso rincón de Patagonia. E igualmente interesante era saber si les iba a gustar.

Decirles por anticipado que es un placer comprobar que la fascinación que sentimos por Patagonia es compartida con amigos argentinos y chilenos.
En este caso Carlos y su familia recorrieron más de 4.000 kilómetros para disfrutar de (según sus palabras) un lugar hermoso.

Dejemos volar la imaginación y en esta tarde del verano patagón salgamos a pasear...

Carlos, ¿Qué tal el viaje?

Salimos el 22 hacia los sures, buen viaje, lluvia torrencial en Viedma, bien al norte de donde conocen. Aquí comienza lo mejor, paramos en un hotel lindo, Zoe baja de la camioneta y se agarra los dedos al cerrar la puerta. Esa puerta por ser corrediza tiene un filo en su extremo para evitar los vientos de mama mía. Zoe lloraba y puteaba, el hotel llamó a la emergencia médica, de donde se vio que era solo el apretón, por suerte poco dolor, mucho hielo e ibuprofeno. Todo llegó a un final feliz, sin consecuencias ni marcas, pero un susto, perdón nuevamente, de puta madre.

Salimos al día siguiente y de allí derecho a Camarones, confirmamos nuestra presencia en la zona y nos fuimos hacia la Caleta. ¡¡¡El mundo es chico!!! El guarda fauna terminó siendo medio colega, conversamos un montón antes de seguir al camping.
Llegamos y Aldo nos recibió y nos ubicó, hasta ahí solo dos argentinos en relaciones comerciales, cuando lo acompañé a prender el grupo los mencioné y desde ya hubo un recuerdo con afecto hacia Uds.


Bueno, recorrimos todo lo de la zona, la belleza del Cabo dos Bahías, es algo conmovedor ver desde esa altura las formaciones de las bahías, la verdad un lugar muy hermoso.

Aldo nos comentó que existe sobrepoblación de guanacos, que están en emergencia hídrica no llueve hace rato, el está encantado del lugar pero parece, mas bien lo expresa, la mujer resiste poco el lugar.

Las mulitas un caso aparte, la primera noche hicimos corderito a la parrilla, un manjar y lo pusimos en la heladera de camping, a la noche siguiente nos fuimos a comer pulpo de la zona (chiquito para lo que en España se acostumbra) y cuando regresamos las mulitas tiraron la heladera, se "morfaron" todo. Después cuando nos metimos a la carpa seguían jodiendo por ahí, así que me tuve que levantar y poner la heladera sobre las parrillas.
Ya ubicados en Camarones, se generó una muy buena "conexión" con Marcelo. Los atardeceres que pasamos frente a la bahía tomando mates y viendo el cometa surcar en el cielo son indescriptibles, cuatro noches de estrés cero.

Dice Carlos de Cabo Raso:

Fuimos a Cabo Raso y al Dique Ameghino, por un camino que no hicimos antes, espectaaaaaaaaculaaaaaaaaaaaaar.
Este lugar tuvo gran importancia a mediados del siglo 19, tenía una población estable, pequeña pero estable. Con policía, oficina de correos, cementerio y todo lo de un poblado asentado. Se utilizaba este lugar para embarcar los productos patagónicos, desde ya materias primas, hacia Europa, cuando no. Muy importante por su bahía calma, fácil de atracar y cargar. Con la aparición de Camarones y otros puertos se dejó de utilizar, hoy hay solo un pequeño grupo de personas, pescadores, que no se si está todo el año. Muy buen lugar para la pesca.


Las fotos muestran solamente una parte de esa tranquilidad que se percibe en el lugar, "el sonido del silencio". Lógicamente que te complace estar ahí, después de venir del ruido de la ciudad. Está ubicado entre Punta Tombo y Camarones por la Ruta 1, de bastante buena circulación. Lástima que la Berlingo se desarma igual.

Hay más, pero resumo, volvimos con dos piernas de cordero para seguir deleitando ese manjar caro en Bs. As.

Como les ocurre a Uds., quedará para el próximo.

Efectivamente Carlos.

Quiero agradecerte el tiempo que nos has dedicado, así como las fotos que ilustran nuestro “paseo imaginario”.

En la distancia uno se alegra al comprobar que Patagonia es generosa con todos los que la admiramos. En este caso a nuestros amigos les regaló entre otras cosas...Cuatro noches de estrés cero en Patagonia, con el firmamento vestido de gala en su honor.

Carlos, gracias y...nos leemos.

Nota:

En la próxima entrega nos esperan más de cuatrocientos kilómetros de Ruta Austral, la jornada será larga así que mejor tengan preparado algo para comer...nos vemos en Cochrane.

El Guanaco Volador

domingo, febrero 18, 2007


PATAGONIA – TELEGRAMA

La luz de Patagonia nos presenta esas tres siluetas amigas, que nos escriben lo siguiente:

Cronista destacado, punto.
Guanacos gran ofensiva, punto.
Nos superan en muchos individuos, punto.
Mulitas (armadillos) 1, sobras de asado 0, punto.
Aldo saludos, punto.

Bueno Guanaco, por Camarones todo Ok, nos leemos.

Carlos y Flia.

Recibir este simpático telegrama ha sido un gusto.

Con pocas palabras y gran sentido del humor expresa lo que son Caleta Sara, Cabo dos Bahías y Camarones. Es genial que sea un amigo argentino quien corrobore que ese lugar despierta entusiasmo.

Este es un tema que daría para mucho pero será mejor seguir el ejemplo de Carlos... “lo bueno si breve...”

Continuará...

Nota:

Con Carlos y su Flia hemos compartido horas, comidas y cenas allá en Buenos Aires. Hablamos varias veces al año por teléfono y puedo decirles que, aún estando a miles de kilómetros, mantengo mucho más contacto con él que con algunos de los que llaman amigos que viven a la vuelta de la esquina.

El Guanaco Volador.

viernes, febrero 09, 2007


PATAGONIA – HUELLAS DE MUJER
En Chile Chico con Danka Ivanoff


Aquella tarde Bahía Jara era un oasis de paz protegido del viento patagón que soplaba allá afuera en el Chelenco. Nos sentamos en la playa a contemplar el paisaje...

“Cuando me gané la confianza de mis entrevistadas, en más de una ocasión lloramos juntas en silencio”

Quien nos hablaba era Danka Ivanoff, ella también ha dejado huella en las dos siluetas del Guanaco, de ahí (y con su permiso) el título de esta entrada.

Nota antes de continuar:

En este relato hemos obviado contarles la historia de Danka ya que en El Guanaco les hemos hablado extensamente de su persona y su obra. Pueden documentarse sobre nuestra anfitriona en:

“Lección de Historia con Danka Ivanoff Wellmann” Abril 2006
“Cinchando Pa’ no aflojar” Abril 2006
“Chile Chico” Abril 2006
“Mentiras” Abril 2006
“Pioneros de papel” de Mayo 2006
“Lucas Bridges y el Baker” Julio 2006

Sigamos...

“Las amistades no se buscan, llegan solas” nos dijo Danka en uno de sus primeros mails.
Y ya en Chile Chico, Danka nos recibió en su casa con generosidad patagona, nos invitó a compartir con su familia tal cual son y de todos ellos aprendimos un poco más.

Dejen que les cuente de nuestro encuentro y de un paseo con Danka por Chile Chico y alrededores.
Volvamos unas horas atrás cuando...

...Navegando por el Chelenco, disfrutando de la apabullante naturaleza del lugar pensaba “unos libros tienen la culpa de que estemos ahora aquí” y lo bueno es que íbamos a conocer a su autora.
Desembarcamos y a los pocos minutos Danka y su esposo Hugo vinieron a nuestro encuentro. Ella bajó del auto, nuestro primer saludo fue en el muelle con el viento haciendo de notario y a continuación les seguimos con la camioneta por las calles de Chile Chico.

Buen “momento”, estábamos manejando por esas calles que cuatro años antes habíamos conocido demasiado fugazmente.

Sin ni tan siquiera pasar por el hotel a dejar el equipaje, en un abrir y cerrar de ojos estábamos sentados en el salón de su casa. Estuvimos un buen rato charlando, al principio todo muy formal:

¿Y usted Don Hugo...? “mejor simplemente Hugo” respondió y así se fue rompiendo el hielo.

Danka ya tenía preparada la comida, locos y humitas, Chile en la mesa mientras la conversación fluía cual arroyo patagón. Hugo nos contaba, Danka nos contaba, nosotros les contábamos...
Dijo Danka, ustedes disculpen pero voy a salir a hacer un cigarrillo, a lo que pregunté ¿Se puede fumar?, Danka: ahh pero ¿Ustedes fuman? Si...por desgracia.
Ellos y nosotros pensando que no fumaban – fumábamos y por cortesía llevábamos tres horas aguantándonos las ganas de pitar un pucho... todos riendo.
Tras una agradable sobremesa quedamos con Danka a las cuatro y media para ir a pasear.

Llegamos a Bahía Jara donde un grupo de escolares de Coyhaique se disponían a hacer una noche de acampada. De pronto una joven se dirigió a Danka y la saludó con gran cordialidad, era Claudia Millaldeo la tutora de los chicos. Claudia es Profesora de Historia en Coyhaique, nacida en Chile Chico es una de las Mujeres del último libro de nuestra anfitriona...otra casualidad.

Estar en Bahía Jara, rodeados de Patagonia por los cuatro costados, con la autora del libro La Guerra de Chile Chico mientras te habla de Cantalicio es algo como para no olvidar. Nos contó de Los Bandoleros y de su estada en el simposio de Trevelin y así se nos fue pasando el tiempo.
Ya de vuelta paseamos por las calles de Chile Chico del que Danka tiempo atrás nos decía:

Hay un viejo dicho que dice “Quien se apura en la Patagonia pierde el tiempo” y aquí eso es muy cierto. No hay que apurarse para tomar el tren porque no existe, para tomar el bus, porque tampoco existe, para ir al supermercado, porque los dos o tres que existen están a la vuelta de la esquina...


Nuestro paseo siguió a orillas del embravecido Lago.


Y luego visitamos La Puntilla en la desembocadura del Jeinimeni.

Le pregunté a Danka el origen del nombre Jeinimeni:

Up Iwan: cuenta en sus memorias (esto me lo hizo saber Marcelo Gavirati un investigador argentino y yo no he tenido en mis manos esas memorias) que viajó hacia la zona del lago acompañado del cacique Kankel y al preguntarle sobre el nombre del lago este le habría dicho que se llamaba gegunumene. Como los galeses le ponen cremilla a las covales con el tiempo fue castellanizado y quedó geinimeni que ahora es Jeinimene. Hace mucho tiempo investigo este nombre y acudí a Marcelo para que le preguntara a Casamiquela y el arriesgó que la frase completa (que no te la transcribo porque no la recuerdo exactamente) significaría: Esta es mi tierra, el lago gego está ahí. No sé que bases sólidas tiene esta aseveración, lo cierto es que el lago figura como Chelenco (sin K) en el mapa de Juan de la Cruz de Cano y Olmedilla publicado en Madrid en el 1700 y tantos. El nombre jeinimene ha resultado todo un misterio, no es apellido y por lo tanto debe ser de origen tehuelche, de la fracción de los mechuarnekenk que tenían un dialecto distinto a los aonikenk y a los chehuachekenk. Para que me entiendas la raza tzoneka, más conocida como tehuelches ( palabra mapuche que significa gente del sur) estaba dividida en tres fracciones, los tehuelches del norte(chehuachekenk), los del centro (mechuarnekenk) y los del sur (aonikenk), los primeros fueron absorbidos por los mapuches, los sureños fueron asesinados o diezmados por los blancos y no se sabe que pasó con los que vivieron en el centro (desde el río Chubut al Santa Cruz), en fin todo un misterio apasionante.

¡¡¡Se me caía la baba!!!
Al rato acompañamos a Danka a su casa, nos invitó a quedarnos para tomar once (la merienda - cena española), lo que propició conocer a sus dos hijos varones junto a sus respectivas familias. Entre chistes de gallegos, comentarios y bromas de familia fue pasando el rato. Hugo nos emplazó para un asado al día siguiente y así nos dieron las once...de la noche

Tiempo atrás en El Guanaco les hablaba de un futuro viaje a Chile Chico para saldar nuestra deuda de amabilidad con Danka. Tras haberla conocido...nuestra deuda es aún mayor.
Una vez más, Gracias Danka.

PATAGONIA – JEINIMENI

Otra vez se nos resistió, llegamos más lejos que hace cuatro años pero sigue siendo una visita pendiente.

El día amaneció radiante y antes de marchar aprovechamos para pasear por Chile Chico.


Dice la Turistel acerca del Museo y Casa de Cultura de Chile Chico:

...lo más singular es el Vapor Andes instalado en la calle...Construido el 1900 en Glasgow, navegó por el Támesis hasta 1922. Se desarmó para llevarlo a Sudamérica, cruzó la pampa Argentina y fue el primer barco que navegó el Chelenco hasta el año 1976.


Compramos ayuyas y salami para comer y a continuación salimos hacia la Reserva Lago Jeinimeni.


En la foto se observa la desembocadura que el día anterior habíamos visitado con Danka. El ripio sube vigoroso escoltado por cerros llenos de la absoluta fotogenia de Patagonia.

Y si de Patagonia hablamos, aquel tópico de que el tiempo cambia con rapidez se iba haciendo realidad, primero con ese resplandor blanco que anticipa lluvia y nieve.


Seguimos subiendo, remontando el Valle del río Jeinimeni que hace de “frontera” con Argentina


Se veía venir, a medida que pasaban los kilómetros una fantasmagórica tela iba cubriendo el paisaje como queriendo esconderlo a nuestros ojos.
Poco más allá una tranquera de palo se convirtió en el frontón en el que nuestra camioneta “rebotó” de vuelta a Chile Chico

Abrí la tranquera sin fijarme (craso error) y cuando ya llevaba un buen rato tratando de cerrarla llegó Rolando, (estaba trabajando en la zona y Hugo le había avisado de nuestra visita), nos dijo “arriba está escarchando y no se ve nada”, lo que acabó de decidirnos de desistir en ese nuestro segundo intento.

Rolando cerró la tranquera con la facilidad de la experiencia (debió pensar y con razón aquello del “no se ve muy baqueano al gringo”.
Como resistiéndonos a marchar estuvimos un rato allá “al otro lado de la tranquera” hasta que llegó el puestero.

Abrió la tranquera sin bajarse del caballo.
Seguidamente iniciamos el regreso jugando al corre corre que te pillo con las nubes

El paisaje nos iba tentando.


Realmente vale la pena visitar el lugar.


En nuestra fugaz visita ese paisaje nos despidió como provocando, mostrando su belleza vino a decirnos...¡¡¡será otro día!!!

Esa jornada acabó con un asado con Danka y su familia, nada mejor para finalizar nuestra visita a Chile Chico.
Continuará…

viernes, febrero 02, 2007


PATAGONIA – DÍA DE CAMPO

Más que un “si no lo veo no lo creo” lo de ese día fue un “si no lo vivo no lo creo”.

Venimos hablándoles de la Casualidad, parámetro que un momento u otro asomará la nariz si viajas por tu cuenta allá en la Patagonia, e igualmente les hemos hablado del Salamandras como un lugar donde siempre vas a encontrar a algún personaje interesante.

Así pues quiso la casualidad que el pasado octubre coincidiésemos con un francés de nombre Pascal en el Salamandras de Coyhaique.

Pascal es astrónomo y habla muy bien el castellano, (le suena chileno con un “toque galo”), andaba por Coyhaique estudiando sobre nudos marineros pues en breve tenía el examen de patrón de barca ¿¿¿???.

Digno de una película de Herzog, realidad surrealista...Resulta que el hombre se compró un campo al que solo se accede navegando, por lo que para poder pilotar su barca (la Milipuye) debía examinarse de patrón de embarcación (La Armada Chilena así lo exige).
Al principio Pascal pensó que éramos familia de los dueños de Salamandras, le contamos lo de nuestra amistad con Chus y pasó aquello de la “curiosidad mutua”. Hubo buena onda y nos invitó a visitar su campo.
Pueden imaginarse que para dos locos por Patagonia esa invitación fue como un regalo, una oportunidad única para navegar por donde la foto y conocer un lugar sensacional. A las pocas horas de haber llegado a Coyhaique ya estábamos armando una visita inesperada, gracias... ¿a la casualidad?

Más adelante estando en Cochrane recibiríamos un mail de Pascal en el que nos decía con gracia “Ya no soy marinero, soy capitán” y nos reiteraba la invitación.

El modo de contactar con Pascar cuando está en su campo es dejando una nota en tal sitio, donde Leonardo (un joven argentino encantador) toma recado para cuando el francés vuelve “a la civilización”. En nuestro caso la nota iba junto a un sobre de quínoa que Chus le hacía llegar.

Llevábamos un par de días en Bahía Catalina y esa mañana habíamos tratado (sin éxito) de contactar con alguien que nos llevara al campo de Pascal. Estábamos donde el Chelenko se desliza hacia el Pacífico y una conversación con unos argentinos nos retuvo el tiempo suficiente para ver como un minúsculo bote neumático aparecía remontando los remolinos del desagüe.
Era Pascal, podría haber llegado cinco minutos más tarde y no habríamos coincidido...Casualidad

Le agradezco a Pascal el haber propiciado la experiencia de navegar por el “hijo del Chelenko”. Tiempo atrás cuando les contaba del Baker no sabía que acabaría conociendo aún más íntimamente ese maravilloso lugar.


El día estaba lindo, la “mise en escène” y el decorado pura fantasía, que más puede pedir este Guanaco Pataneurótico...¡¡¡Navegando por el desagüe en la chata de un francés que se compró un campo a los pies de los ventisqueros patagones!!!


Este es el lugar

Desembarcamos, Pascal nos invitó a un pisquito y nos fue enseñando las mejoras que iba haciendo para hacer más operativa y confortable la casa.
Algo desentonaba, dos perros atados que resultaron ser del vecino. Hacía días que andaban merodeando por casa de Pascal y al parecer le molestaban por lo que había optado por atarlos.

La casa está en un lugar fabuloso.

Imagínense, a orillas de un hermoso lago con un “glaciar en el jardín”, sencillamente fabuloso...DIVINO.

De lo humano...

Estábamos admirados, salvando las distancias podríamos decir que un Rouquaud del siglo XXI nos invitó a su casa. Personaje algo antagónico con el modo de hacer patagónico (otra rima fácil pero cierta).
A medida que pasaba el rato Pascal iba sorprendiéndonos cada vez más.


Observen la foto, eso amarillo...¡¡¡es una excavadora!!!...como lo leen.
¿¿¿Qué hace aquí una excavadora?...ya les dije, digno de Herzog.

Aprovechando que acabaron las obras de mejora de la Pasarela, Pascal compró ese “monstruo” entre otras cosas para ¡¡¡arrancar toda la rosa mosqueta de su campo!!! Decirles que solo unos pocos arbustos fueron victima de ese moderno dinosaurio...creo que Pascal desistió de tan quijotesca batalla. Lo bueno debió ser cuando desembarcaron ese “ferrazo come piedras”.

Cuenta Mauricio Braun en su Pequeña Historia Patagónica:

En septiembre de 1872 Rouquaud embarcó en el Etincelle junto a su familia, llevando gran número de enseres que juzgaron imprescindibles para su vida en la Patagonia, entre otras cosas dos violoncelos y un piano.

El quid de la cuestión es el concepto “imprescindibles”, tics que arrastramos todos...

“Ya saben que en Francia comemos la carne rosada”, dijo mientras destapaba una olla de cordero que tenía la presencia del que te servirán en alguno de los restaurantes de los Champs Elysées, el problema es que ese cordero ¡¡¡es Patagón!!!...imagínense el background (o sea olor). De guarnición tenía unas morillas, colmenillas, múrgoles. Este que les escribe alucinaba, cordero patagón crudo con esas exquisitas setas.
Una vez terminamos de comer, las sobras fueron para los hambrientos perros y logramos convencer a Pascal que debía soltarlos. Salieron disparados, un saludo rápido como agradeciendo nuestra gestión con el francés e inmediatamente se dirigieron al Bertrand a beber. Buen momento ese para alguien fascinado por los perros...y creo que a Pascal también le gustan


A continuación subimos cerro arriba para visitar el glaciar. Parche y la perrita nos acompañaron en la ascensión, mientras ellos correteaban como si nada nosotros andábamos resoplando como condenados...¡¡¡Vaya subida!!! Valió la pena sudar ese “cordero patagón a la francesa” para ver lo que vimos.


A nuestros pies el Bertrand
Y a nuestra espalda el ventisquero y la laguna de rigor


Parche andaba como loco de contento, disfrutó de lo lindo de ese baño de nieve. Según me contó su dueño mas tarde, se llama Parche por la mancha oscura en la parte izquierda de su cara

Allá al fondo el Bertrand se precipita hacia Puerto Idem para dar vida al Baker.

Cuando ya íbamos descendiendo vimos como una barca venia remontando el Bertrand...era el vecino que quizás movido por la curiosidad venía por fin a “buscar a sus perros”

Todo un personaje el señor Huenul, pudimos hablar unos minutos con él. Nos contó que se le quemó la casa y hoy junto a su compañera (así la definió) y su hijo viven en una barraca esperando poder reconstruir su hogar. Viven aislados, se mueve en barca y no sabe nadar. Recuerdo cuando ya nos íbamos, el hombre en la playa con un pucho humeante rodeado por sus cinco perros, con ese paisaje sobrecogedor de telón de fondo fue por un momento viva estampa de la soledad patagona.

Iniciamos la vuelta cuando el sol ya se había escondido tras el Campo de Hielo, renovando cromáticamente el maravilloso paisaje.

Pascal iba a viajar con nosotros hasta Coyhaique y se empeñó en llevarse el trozo de pata de cordero que le quedaba. Navegando de vuelta el aire disimulaba su “perfume”, pero luego en la camioneta la cosa cantaba de lo lindo.

“Oye Pascal, no hay inconveniente en llevarte a Coyhaique pero el cordero viajará fuera”
Ese cordero nunca llegó a Coyhaique...y eso si que no fue casualidad.