miércoles, mayo 24, 2006


PATAGONIA PIONEROS DE PAPEL

Miércoles diez y cuarto de la mañana, suena el timbre... ¿Serán ellos?

Un sobre tapizado de sellos hace de portador de dos pioneros de papel ¡¡¡los dos últimos libros de Danka Ivanoff!!!

Salieron de Chile Chico a primeros de Mayo y tras recorrer más de 14.000 kilómetros desde ese rincón del Lago Sheluen-Koi llegaron hoy a mis manos.

Quienes nos vayan siguiendo en nuestros vuelos adivinarán la emoción con la que he recibido a estos dos intrépidos viajeros de papel que, arriesgando su integridad llegaron en perfecto estado, conteniendo además una carta y dos dedicatorias, tesoros para El Guanaco.

Quiero hacer extensiva a todos los amigos del Guanaco la dedicatoria que nos brinda Danka en su Huellas de Mujer

Estas palabras abren la puerta a la presentación de las dos últimas obras de Danka Ivanoff.

Entre los que nos siguen debe haber quien disfruta con la historia, viajes y gentes de Patagonia, estos, seguro entenderán la mezcla de sentimientos que generan recibir de la propia autora su obra y sus palabras...son como aire de Patagonia envuelto en las páginas de esos dos libros.

Son también sentimientos de afecto en la distancia cuando en su carta nos dice:

Con mucha alegría les remito un ejemplar de mis libro Lucas Bridges El Señor del Baker y otro de mi nuevo libro Huellas de Mujer, cumpliendo mi promesa.
Desde el Lejano Chile Chico, en este otoño pleno de colores (la estación más hermosa en mi tierra) reciban todo mi afecto.

Lucas Bridges “El Señor del Baker” publicado en el 2004 penúltima obra de Danka.

Dice Mateo Martinic en el prólogo:

...la figura histórica de Esteban Lucas Bridges exigía un trabajo monográfico integral, que acabara de perfilarla, involucrando en ello a la persona y sus trabajos en el contexto del tiempo, sociedad y naturaleza en el que tuvieron vigencia.
Sugerimos entonces a Danka Ivanoff, que evidenciaba sus dotes como escritora de hechos y temas del pasado regional aysenino, que asumiera el desafío de investigar tan a fondo como pudiera para historiar al ilustre personaje de que se trata, para rescatarlo de las brumas del olvido público y redimirlo de las imputaciones de la maledicencia y presentarlo como realmente fue...

La sugerencia cayó en terreno abonado ya que la propia Danka Ivanoff ya sentía el influjo atractivo de una personalidad histórica...El resultado de su esfuerzo, particularmente de investigación está en manos del lector. Es el fruto de un trabajo prolongado y paciente, con un hurgar infatigable en procura de información de primera mano y, ojalá que indubitable...

...bien titulado está el libro porque Esteban Lucas Bridges fue a cabalidad y con propiedad histórica “el señor del Baker”

Puerto Bertrand, uno de los escenarios de las andanzas del Sr. Bridges
Dice Danka:

Debo confesar a mis lectores que siempre me atrajo la historia de Lucas Bridges, sin embargo poco y nada de su vida era posible rescatar. En el Baker siempre tuvo admiradores y detractores....

...He tenido la suerte de poder estudiar muchos documentos, de entrevistar a personas que lo conocieron y lo trataron, y de contactarme con miembros de su familia, los que me han aportado valiosa información.

Mi intención era hacer una especie de biografía de este personaje, pero en el transcurso de la investigación me fue posible ir conociendo la historia del Baker, su génesis y su desarrollo y es por eso, que junto con entregar en el presente libro un poco más de conocimiento sobre Lucas Bridges, me es grato también una nueva visión de la historia del Baker...

...No puedo dejar de confesar a mis lectores, que en la medida que fui avanzando en la investigación para escribir este libro, mi admiración por Lucas Bridges fue creciendo y mi mirada al proceso de colonización del Baker se hizo distinta. No pude sustraerme al hecho de que durante muchos años el estado de Chile no invirtió ni un solo peso en ese gran territorio, y que las grandes obras que se realizaron fueron posibles solo por la perseverancia de un hombre que no quiso doblegarse ante tanto obstáculo...

...dejo en vuestras manos amables lectores, el juicio sobre este trabajo investigativo, que espero sea una contribución al conocimiento de nuestra historia regional

El pasado 24 de Abril nos escribía Danka:

“Hoy hace bastante frío y algo de viento, el lunes llegan los libros, el martes viajo a Coyhaique y si Dios quiere el viernes hago el lanzamiento”

Así pues, con el Huellas de Mujer en el Guanaco presentamos una auténtica novedad, un libro recién publicado, haciendo broma “estamos a la última”.

Danka dedica su libro:

Dedicado a la memoria de mi abuela Juanita Münzenmayer de Wellmann y, en su figura, a todas las mujeres colonas y pioneras de Aysén.

Les transcribo algunos pasajes del prólogo de Valko Durán Ivanoff:

La memoria histórica es endeble, proclive muchas veces al olvido o simplemente injusta. Hoy se reconoce que no todo lo importante está en nuestros libros de historia y que se nos va quedando en el camino muchas veces lo sustancial. Es justamente aquí en donde cobra importancia el historiador de la historia nuestra, de la historia “pequeña”, de la historia cercana. No cabe duda que la historiadora Danka Ivanoff ha resaltado en ese aspecto...

...Sus libros son un apéndice de lo que ella es. Sencillez en el lenguaje, seriedad y respaldo en las afirmaciones, amenidad en el relato y sobre todo honestidad con un estilo, su propio estilo. Y hoy nos presenta su nueva obra y me enorgullece prologarla, no solo porque soy su hijo y testigo de sus afanes y su dedicación, sino porque soy un patagón agradecido de aquellos que nos quieren explicar el presente y nos quieren dejar un futuro rescatando nuestro pasado.

Es claro que la historia durante mucho tiempo se ha escrito desde la mirada del varón...Asistimos entonces a una lucha permanente de la mujer para derrotar la invisibilidad...Es en este contexto que este libro adquiere su mayor valor...

...En fin, Danka Ivanoff nos invita a no olvidarnos de lo esencial; nuestra historia tiene rostros, y muchos de ellos, son rostros de mujer.

Y bien, ahora toca guardar silencio y ponerse a leer.

Antes de despedir esta entrega en el Guanaco queremos expresar un deseo:

“Hacer realidad ese cálido encuentro en Chile Chico”

Danka, gracias, muchísimas gracias por su amabilidad y confianza
.

PATAGONIA – HISTORIAS DE FRONTERAS Y LIMITES

Les prometí un muy interesante resumen que nos mandó Brígida Baeza de su trabajo “Procesos identitarios en el espacio fronterizo de Futaleufú, chilenos, galeses y `los otros´,

Como lo prometido es deuda, aquí lo tienen...ilustrado con una foto tomada en Trevelin y remitida por la misma Brígida.

Dice Brígida:

A modo de síntesis de mi tesis de maestría les transcribo parte de la introducción y de la conclusión:

De la Introducción:

“La forma elegida para dar cuenta del proceso de fronterización en el lado argentino de la frontera de Futaleufú, está constituida por la elección de un arco temporal de larga duración (1902-2002). Dicha selección no es caprichosa, dado que en 1902 se delimitó la frontera física entre Chile y Argentina por medio de un acto de autodeterminación por parte de los habitantes galeses, recordado en la memoria colectiva como “El Plebiscito”. El año 2002 constituye un hito en las prácticas conmemorativas del pueblo de Trevelin, dado que el “Centenario del Plebiscito” constituyó la celebración de mayor magnitud de las últimas décadas. Para los trevelinenses este hecho representó un momento de balances y de trazar proyectos hacia nuevos horizontes...

...Hacia fines de 1930 la población de Trevelin estaba compuesta mayoritariamente por chilenos, siguiendo en orden argentinos y en menor medida, galeses, vascos y turcos (TROIANO, 1999). En respuesta a esta heterogeneidad el estado nacional implementó numerosas políticas asimilacionistas mediante las instituciones “territorianas” para lograr la nacionalización de estos grupos de inmigrantes, a los cuales hay que sumar también la presencia de indígenas mayoritariamente mapuches.

...En el caso de Trevelin, centrar el análisis en el grupo de galeses y chilenos, permite contrastar la forma en que el Estado argentino (nacional, provincial y municipal) considera a dos grupos contrapuestos: los primeros dentro de los parámetros de la “inmigración deseada”, y los segundos dentro de la “inmigración indeseada” básicamente por su carácter espontáneo. Sobre el primero de los grupos se depositarán las características locales del “ser argentino”. En cambio, los chilenos serán vistos como un grupo poseedor de una “manera de ser” inadecuada y conflictiva. Esta traducción local del modelo “Civilización y Barbarie” de la Generación del ´37 es recuperada también en el aspecto de imposición de lo que las autoridades estatales consideraban el modelo identitario adecuado. Sin embargo, no fue un proceso armónico dado que en el caso de los galeses, se trata de un grupo social de fuertes lazos étnicos, elementos que entraban en competencia con los deseos homogeneizadores del estado argentino...

...Sin duda, en la frontera patagónica y, particularmente en la de Futaleufú, se destaca la especificidad que adquirió el nacionalismo. Por lo tanto nos proponemos analizar qué “préstamos” se tomaron del Estado nacional desde el Estado provincial y municipal; pero, por sobre todo, qué aspectos particulares de las identificaciones de sus actores se desecharon, recuperaron y transformaron...

...el grupo de galeses acompañó e impulsó el proceso de colonización estatal, por lo tanto su posicionamiento dentro de la estructura económico-social quedó legitimado desde el comienzo. En cambio, el grupo de chilenos siempre se encontró en desventajas para posicionarse en la sociedad trevelinense, sobre todo como propietarios de tierras.

Uno de los caminos que permite observar el papel destacado de los galeses como grupo portador del status que poseen los “grupos fundadores”, es el análisis de las conmemoraciones, museos, relatos, o el mismo cementerio de la comunidad. Sobre todo a partir de mediados del siglo XX, se construyó una memoria colectiva cuya producción se intentó imponer como una memoria supuestamente común a todos los grupos que habitan Trevelin. Quienes asumen el control de la memoria y el olvido, deciden también qué se recordará y qué no dentro de una comunidad, de allí que este proceso se encuentre vinculado a otras contradicciones sociales. Sin embargo, ese control nunca es absoluto y las disputas sociales implican disputas sobre la memoria. De allí que, a lo largo de los capítulos de la tesis, se brinda un lugar primordial al análisis de las prácticas sociales de conmemoración -tanto oficiales como privadas- que constituyen los principales hitos del calendario de celebraciones de la localidad de Trevelin.

...Una de las cuestiones centrales de la presente tesis es explicar porqué el grupo de mayor cohesión étnica, es decir el de los galeses, fue el elegido para ser portadores del ser argentino...”

Sorpresas cerca de la frontera
De las conclusiones:

“El recorrido propuesto, desde la periferia hacia el centro, fue abordado desde una perspectiva temporal dinámica. En el primer capítulo la centralidad del análisis de las prácticas sociales del presente en Trevelin permitió generar una serie de interrogantes que en parte se abordan en los siguientes capítulos. Básicamente la relevancia de todo lo vinculado a la colectividad del grupo de galeses en el calendario de celebraciones locales provoca la atención frente a la ausencia de otros grupos como los chilenos. El capítulo dos aborda de qué forma se fue construyendo una representación positiva de los galeses por parte de los representantes del estado en Trevelin, dado que en principio predominaron las actitudes de oposición al conjunto de rasgos que los identificaban como grupo étnico. El proceso de asimilación y modelación identitaria nacional tuvo que enfrentarse, y también realizar importantes concesiones, a los galeses, por tratarse de un grupo posesionado en forma “privilegiada” tanto en la estructura social como en la posesión de capital cultural.

Totalmente diferente se presenta la situación del grupo de chilenos instalados en Trevelin, que se aborda en el último capítulo de la tesis. A diferencia de los galeses, que son interpelados por el estado como parte de la “inmigración deseada”, en el caso de los chilenos se resalta su carácter de “inmigrante espontáneo-invasor” en cuanto a su adscripción nacional por pertenecer a un estado “expansionista y agresivo”, lo cual se traduce en una serie de señales identitarias negativas que remiten a categorías de grupo étnico. Ni como inmigrantes chilenos ni como inmigrantes que adhieren a la chilenidad responden a los valores de argentinidad que el estado argentino intentaba imponer en Trevelin.

A diferencia de otros espacios fronterizos de la Patagonia Austral como Río Turbio, donde la presencia estatal se traducía en la producción de soberanía nacional a través de una empresa carbonífera, u otros como Neuquén donde YPF actuó de manera similar; el caso analizado permite aproximarse a las características que adopta la construcción de rasgos identitarios nacionales en espacios fronterizos donde existe ausencia de grupos supuestamente nacionales. Este proceso provoca la re-significación del modelo implementado en el ámbito nacional, con rasgos propios del grupo “elegido” como futuro portador de la argentinidad. Este proyecto no es exitoso en lo inmediato porque deberá incorporar y negociar determinados aspectos del conjunto de rasgos que se definirán como parte de lo nacional. Tanto el grado y las características de las interacciones entre los diferentes grupos sociales y el estado, como sus transformaciones vinculadas al contexto histórico, provocan la formación de una escala de alteridad que corresponde a los parámetros locales, del ser argentino-trevelinense. Esto se traduce en la formación de fronteras sociales reproducidas espacialmente al interior de la localidad, y que reproduce el formato de la frontera/muro impuesta a nivel macro entre los dos estados. Este proceso deberá ser investigado en otros espacios fronterizos donde se presente la ausencia de un grupo social como el galés, y donde sea la heterogeneidad de grupos étnicos y nacionales el rasgo relevante.

Lo señalado alude al proceso de fronterización del espacio fronterizo de Futaleufú. Lo cual implicó una serie de modificaciones a nivel de la subjetividad de los grupos sociales locales. Por un lado, a lo largo del siglo XX, el Estado nacional impuso su rol como modelador de identificaciones colectivas. Este proceso no estuvo exento de contradicciones y vaivenes provocados, fundamentalmente porque ninguno de los grupos que habitaban Trevelin, hacia principios del siglo XX respondía plenamente a los postulados del criollismo argentino. Si bien las instituciones “territorianas” como “agentes” representantes del estado, reprodujeron el formato utilizado a nivel nacional; sin embargo, el modelo fue adaptado y redefinido bajo términos locales. Tal como lo señalamos anteriormente el grupo de galeses, a pesar de los conflictos y la imprecisión –por parte del Estado argentino- para designarlos y definirlos, fueron el grupo “elegido” para promover la argentinidad en el espacio fronterizo de Futaleufú. En rigor, este es el resultado de cómo habría de ser leída la situación interétnica local desde el relato nacional de europeidad que ya se había convertido en hegemónico. Por oposición y contraste, el grupo de chilenos, tanto en los rasgos identificatorios como organizacionales sería el depositario de las características que se atribuyen a los inmigrantes “invasores”.

Por supuesto que estas consideraciones aluden a condiciones objetivas y estructurales, como el accionar del estado por medio de políticas culturales y modelos de ciudadanía. El proceso histórico no es un movimiento armónico ni se reproduce en los actores bajo el mismo formato con el que es pensado desde el centro. Sin embargo, básicamente fue el adoptado tanto por el estado provincial como municipal, quizás con mayor sutileza pero en forma mucho más definida y clara. Los galeses pasan a constituirse en el eje sobre el que se construyen las identificaciones provinciales. Modelo recuperado desde la Dirección de Cultura municipal de Trevelin, porque tiene como propósito también la revalorización de la memoria histórica local, paralela a su exhibición en función del desarrollo de una alternativa económica, tal como lo representa el turismo.

El proceso anteriormente mencionado se interrelaciona con otro vinculado a las prácticas de los actores locales. Las categorías actuales que definen “el ser galés” en Trevelin, lejos de ser una adscripción monolítica, tienen una pluralidad de significados de acuerdo a las circunstancias y sectores que existen dentro del mismo grupo. De modo similar, “el ser chileno” aparentemente refiere a un conjunto de identificaciones ligadas a la nacionalidad chilena, así como al comportamiento y carácter organizacional del grupo de chilenos en Trevelin, es decir a un proceso de etnicización de la definición identitaria.

Cuando los galeses llegaron a La Colonia era un grupo con fuertes patrones culturales. Pensaban reproducir esos rasgos en una forma mucho más definida y constante a través del tiempo, por tratarse el Valle 16 de Octubre de un lugar donde sería escaso el contacto con otros grupos sociales, y sobre todo con el estado argentino. Sin embargo, los resultados del Plebiscito de 1902, provocaron el paulatino abandono del proyecto “aislacionista”. Por el contrario, excepto los proyectos económicos que hasta la década del ´40 gozaron de autonomía estatal, a nivel de las producciones simbólicas se dio una competencia con el modelo asimilacionista. En un principio, los agentes del estado argentino impusieron esto de manera violenta. Pero que hacia 1960 contó con la total complacencia, no se debe perder de vista que fueron los descendientes de los primeros galeses quienes llevaron adelante las Comisiones de Festejos Patrios y la defensa del territorio de la frontera frente al extranjero. Los espacios de socialización galesa lograban una fuerte cohesión interna del grupo, además de asegurar la reproducción, no sólo de pautas culturales, sino también del idioma y la religión. Sobre este conjunto de manifestaciones simbólicas logró imponerse el Estado argentino, mediante la construcción de un hábitus nacional, difundido principalmente, desde las prácticas sociales de conmemoración ligadas al calendario litúrgico de fechas patrias y desde la institución escolar. Este proceso implicó que durante un período de tiempo –aproximadamente de 1950 a 1970- los galeses abandonasen sus prácticas culturales, hasta que son recuperadas no sólo por parte del Estado provincial, sino por el mismo grupo que ante la llegada de la empresa que construyó la Represa Futaleufú, reaccionó profundizando el carácter organizacional del grupo. Sin embargo, varios de los aspectos recuperados son tomados como etiquetas que representan una forma de diferenciarse de los chilenos y de todos aquellos outsiders, que en algunos casos son vistos como una amenaza para todos los trevelinenses. Actualmente, los galeses identificados con la nacionalidad argentina, no dudan –más bien sienten ridículo el interrogante- en sentirse plenamente y en primer término argentinos. Es así como sienten que representan mejor a Trevelin en competencias y presentaciones ligadas a la tradición gauchesca argentina o bien cuando deben asistir a eventos culturales fuera de la provincia. Localmente siguen siendo los gringos, los galenses, reconocidos por su ascetismo e introversión. Pero sin duda, ocupan el lugar destacado de primeros fundadores, junto con el Coronel Fontana, imagen representada en los eventos y ceremonias oficiales que se recuerdan todos los años y durante varias veces al año. En este sentido, se puede ver el éxito del proyecto estatal vinculado a la obtención de articulación de intereses con respecto a los sectores representativos de la población local.

Por oposición, el grupo de chilenos parece no tener reconocimiento de un pasado compartido con el grupo de galeses, ni tampoco hazañas históricas para recordar. Esta imagen no sólo es sustentada por quienes tienen a su cargo la construcción de la memoria colectiva de la comunidad (y por ende del olvido), también al interior del grupo es un pensamiento que posee consenso. Para explicar este modo de vinculación con el pasado, se hace necesario remitir a las dificultades que tuvieron los chilenos para instalarse y obtener tierras en los alrededores del pueblo de Trevelin. Esto en profunda vinculación con las representaciones negativas que se construyeron desde el Estado nacional se promovían y que llevaron a extremos como el de que muchos inmigrantes creyeran responder a su sentido de argentinidad, cada vez que hacían una denuncia en contra de los chilenos. Así, los rechazos iniciales se fueron transformando en chilenofobia hacia 1960, no como proceso particular de Trevelin, sino como movimiento a nivel nacional que podía traducirse a nivel local con la “sigilosa penetración chilena” que había comenzado muchas décadas atrás.

Al mismo tiempo se produce la construcción de los rasgos que definen la chilenidad en Trevelin. Ésto tampoco es un proceso exento de oposiciones al conjunto de rasgos y etiquetas que develan las identificaciones chilenas. Por un lado, se encuentran quienes orgullosos del hablar achilenado, de reproducir espacios de interacción y socialización como las ramadas y fiestas chilenas, reconocen y adoptan la chilenidad por oposición al argentino aburrido o al galés “elitista”. Pero es este grupo el que es consciente que dicha elección tiene el costo de ser sometido a tratos discriminatorios, y al estigma que implica el mote de chilote. Por otro lado, se encuentran quienes deciden reconocer no sólo la superioridad de los galeses y buscan posicionarse socialmente de una forma diferente al resto de los chilenos. Quienes se ubican dentro de este grupo también rechazan a los chilotes por su forma de relacionarse, de socializarse, de hablar y, de vestir. En definitiva todos aquellos rasgos que los identifican como grupo.Sin duda, el lugar de nacimiento no constituye la base exclusiva de las identificaciones de un grupo. Actualmente los chilenos nacidos en Chile son una minoría ínfima (alrededor de un 3%); sin embargo, la chilenidad que los define como grupo étnico abarca un amplio espectro de la comunidad trevelinense.

Por otra parte, prácticamente no existen espacios de interacción entre galeses y chilenos, excepto en los espacios generados a partir de las actividades y relaciones ligadas al trabajo. Históricamente ésta ha sido la única forma de vinculación y, en algunos casos dio origen a algunos matrimonios aislados entre mujeres chilenas y hombres galeses. Pero las prácticas culturales de uno y otro grupo se encuentran totalmente diferenciados y delimitados. Aquellas prácticas sociales pertenecientes a la comunidad galesa son legitimadas mientras que las prácticas vinculadas a la reproducción de la chilenidad en Trevelin, son censuradas básicamente por su carácter “amenazador” a las buenas conductas.
La pretendida integración regional por parte de organismos internacionales y nacionales ha planteado un nuevo modelo de relación con “los hermanos latinoamericanos”. Sin embargo, en varios aspectos ha provocado el proceso contrario: reflotar y recuperar viejas premisas nacionalistas, paralelo al acrecentamiento de las diferenciaciones con el vecino, que puede ser del mismo país o bien del estado que se encuentra del otro lado de la frontera. Este es un fenómeno que quienes llevan adelante los procesos de integración aún no se plantean. Quizás porque lo que se pierde de vista es que al tratar este asunto no sólo deberían contemplarse las barreras actuales sino las construidas históricamente, tales como la escala de alteridad que se intentó demostrar para el caso de Trevelin”. (1)

(1) Extraído de la tesis de Maestría en Ciencias Sociales con mención en Sociología: “Procesos identitarios en el espacio fronterizo de Futaleufú, chilenos, galeses y `los otros´, (1902-2002)” (FLACSO, 2003).

domingo, mayo 21, 2006


PATAGONIA-CARTA A OSCAR R. F. GARCÍA

Introducción

De Patagonia, además de bellas imágenes y grandes recuerdos de personas y lugares me he llevado bastante “negro sobre blanco”.

Allá por la primavera del año 0 del presente siglo tras rodar por Patagonia y cruzar El Estrecho andábamos por La Isla Grande camino de Ushuaia. Estando en Río Grande anduve buscando una librería, acabé en la Oikos en la calle Belgrano. Buscando di con el libro Melodía de Arrabal, de Oscar R.F. García (Buenos Aires 1927) y quedé fascinado con el primero de sus poemas.

Sin querer cambiar nuestra “norma de conducta” de no publicar nada sin permiso del autor, por respeto y educación solo les voy a transcribir la primera parte del primer poema, esperando que en el vasto mundo de Internet a algún congénere le ocurra lo que a mí.

Con el título Gardel, subtitulándolo a su vez Mito y alienación...allá por mil nueve setenta y siete Don Oscar escribió:

¿Y si Da Vinci, el gran Leonardo, al doblar una ochava de su barrio se hubiera encontrado de pronto con tu sonrisa?

¿Y si el viejito Freud, dispuesto a analizarte, te invitaba una tarde a tomar mate y te dejaba entonar dos o tres tangos mientras sacaba el lápiz así, como al descuido?

¿Y si Bergman, el inventor del cine sordo, saliera de su cuarto media hora, para estirar las piernas, y al entrar en un biógrafo cualquiera justo vos te mandás “Tomo y Obligo”

¿Y si...?

¡Déjelo así!
No lo queremos ver colgado en el Louvre de Paris
Ni a Freud enchalecado
Ni a Bergman con el fueye...


No me negarán que empezar así te engancha a la primera...sencillamente genial.

Las breves palabras de introducción a la poesía de Oscar R. F. García escritas por Alberto Vanasco en 1986 nos sitúan el origen del poeta:

“No es común, por no decir que es totalmente insólito, encontrarnos con un poeta que ha surgido, no de la pequeña burguesía, ni siquiera de la clase media, sino del mismo corazón del proletariado”

Y Oscar R.F. García escribe en la edición de Melodía de Arrabal del año 1999:

Al lector

Igual que en 1917-cuando los hechos éramos una colonia británica- hoy sufrimos la misma exclusión y desesperanza. Los obreros somos los perros cimarrones de este país entregado a los inversores de cualquier pelo y calaña por quienes nos gobiernan, que no llegan siquiera al rango de cipayos.
En este libro me tomo de uno de nuestros últimos restos de identidad, el tango, y usándolo de salvavidas lo integro al mundo del trabajo, del amor y, como es natural, al del hombre y sus causas.
Nuestra cultura, hoy semiahogada por ese ambiente enrarecido en que nos ha sumido el Proceso y su continuación económicamente globalizante hacen ínfimo este esfuerzo por conservar un resto de orgullo, pero el intento vale. Quienes se identifiquen con parte o el total de este libro acrecentarán mi fe y mi esperanza en un mundo en el que existan justicia y dignidad.

Y a continuación la “carta”

Apreciado Sr. Oscar R. F. García.

Solo unas pocas palabras para expresarle mi admiración por escribir Gardel, o Los Amores de estudiante o las Causas I, II y III o Curda o...

¿Y si...?

El Guanaco Volador

martes, mayo 09, 2006


LA PATAGONIA DE BRÍGIDA BAEZA.

Dice Brígida:

“La inmensidad de la meseta me parece totalmente mágica, uno se ve transportado a otros pensamientos, a otras instancias de reflexión”

Fue Danka Ivanoff la que nos puso en contacto con nuestra invitada, con Brígida Baeza (18-02-71. José de San Martín. Chubut).

Licenciada en Historia en la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco de la que es profesora. Magíster en Ciencias Sociales con mención en Sociología, es también Becaria Doctoral del CONICET (Beca muy importante en Argentina).

Leyendo su extenso currículum uno se da cuenta del ingente trabajo que lleva realizado: “Procesos identitarios en el espacio fronterizo de Futaleufú, chilenos, galeses y los otros”, “Transformaciones identitarias en una comunidad indígena del Departamento Tehuelches, Chubut”, “La construcción de procesos identitarios en la localidad de Gobernador Costa, (1880-2001)” son algunos de los títulos de sus numerosos estudios

Co-autora de Resistir en la frontera (Comodoro Rivadavia, Imprenta Gráfica, 2003), ha publicado artículos en el Patagónico, en la revista Causes 2 y la Revista Espacios entre otras.

Sus estudios han obtenido varios premios, por ejemplo el Premio al mejor promedio en Historia Americana y Argentina (9/10) otorgado por la Academia Nacional de la Historia en 1994. Su “Representaciones territorianas acerca de las identificaciones chilenas y galesas en el espacio fronterizo de Futaleufú”

Recibió el primer premio en el Certamen de Investigadores Jóvenes del VII SEMINARIO ARGENTINO CHILENO Y I SEMINARIO CONO SUR DE CIENCIAS SOCIALES, HUMANIDADES Y RELACIONES INTERNACIONALES de Mendoza.

Muy difícil resumir en pocas palabras más de una década de intenso trabajo.

Les propongo emular a Alejandro Aguado en sus visitas en pos de información... “visitemos” una remota estancia patagónica, abramos esa tranquera y vayamos al encuentro de Brígida para que nos hable ella misma de Patagonia, de “su Patagonia”

¿Puedes contarnos un poco de tu infancia en José de San Martín?, ¿Desde cuando estás en Comodoro? ¿Como es la vida de una licenciada en Historia en Comodoro?

Yo nací en José de San Martín sólo por casualidad y en esa época (1971) no había médico de manera permanente en Gobernador Costa, lugar donde viven mis padres hasta el día de hoy. Entonces prácticamente todos los costenses que nacimos en 1971, lo hicimos en José de San Martín, distante 11 kilómetros de Gobernador Costa. Es más yo nací en una casa porque el hospital aún no estaba inaugurado.

Este hecho muestra un poco las problemáticas que afectan a las poblaciones del sector rural de Patagonia, y en particular de Chubut. Sin embargo, a pesar de “ser de Costa” siempre mantuve una relación similar con el pueblo de San Martín, de hecho también tuve que hacer mis dos primeros años de Escuela Secundaria en San Martín, porque en Costa aún no había escuela de nivel medio. Por lo tanto mis temas de interés por esa zona van a la par entre Costa y San Martín. Las familias y los lazos sociales de ambas localidades están íntimamente relacionados, a pesar de que cuando dos localidades están tan cerca una de otra siempre intentan diferenciarse.

Puedo decir que mi infancia y adolescencia en Gob. Costa fue de lo más feliz, disfruté mucho de tener amigos, de salir sin los problemas que existen en una ciudad, de su gente mayor que siempre tuvo y tiene mucho para brindar. De las actividades culturales que siempre se desarrollaron como el teatro, los campeonatos de voleybol, las organizaciones de los festejos del día del pueblo. Prácticamente no hubo actividad donde no estuviese incluída desde niña, por suerte viví una época de compromiso docente excepcional, donde maestras como “Pepa” Zorrilla de Firmenich, Ada Gomez, Manuela Borau, Catalina Newman entre muchísimos más destacaban por su labor y entusiasmaban a los alumnos.

Mi relación con la historia y las problemáticas de la provincia de Chubut y Patagonia provienen del 4to. grado de mi escuela primaria donde veíamos “Chubut mi provincia”, de ahí en más me di cuenta que me dedicaría toda la vida a desentrañar la historia provincial. La escuela me apasionaba, a pesar de que creo que me educaban para ser una “buena ama de casa” porque me enviaban a estudiar bordado, cocina, tejido, actividades que también me gustaban pero que con el tiempo fui descartando!!

El hecho de haber tenido una infancia y adolescencia feliz se debe también al entorno de amistades que siempre tuve, mis compañeras de escuela: Silvia, Mariela, Alejandra, Gaby, Gladys y tantos/as otras/os con los cuales compartí tan hermosos tiempos. Y sobre todo mi amiga de toda la vida: Alicia Altamirano con quien a pesar de la distancia (vive en Gral. Roca) mantengo un lazo muy especial y de pleno entendimiento.
De adolescente quizás estudié sólo lo necesario para disfrutar a pleno los veranos de Costa, en el valle a orillas del arroyo Genoa, de los paseos por las montañas, de andar en bicicleta, de estar con amigos, los mejores recuerdos de esa época.

Lamentablemente pasó muy rápido el tiempo y por suerte mis padres apostaron a lo que veían que en mí era una pasión: seguir una carrera universitaria.

Mis padres son dos “laburantes” como se dice acá, mi mamá se crió prácticamente sola con su abuela porque sus padres murieron siendo niña, el origen de su familia data de la época en que llegaron los primeros pobladores provenientes de Chile, un abuelo mapuche y su abuela cautiva, conocidos como “los Huinchulef”. Mi madre –hoy jubilada- toda una vida de trabajo como empleada pública en la Municipalidad de Gobernador Costa y a su familia, tiene 6 hijos!!. Y mi padre está vinculado a las familias que también provenían de Chile pero que luego de una estadía en Argentina –habiendo tenido hijos en Argentina- reingresaron al territorio chileno a la altura de Futaleufú (cerca de Trevelin).

Trevelin
El nació en el pueblo de Futaleufú pero de adolescente se instaló en Trevelin, hasta que a principios de los ´60 fue tentado con un buen trabajo en Gobernador Costa, donde se instaló y conoció a mi mamá. Trabajó mas de 30 años como empleado de la usina del pueblo.

Como ven estas dos historias marcaron mis intereses de investigación, entonces mis motivaciones están orientadas por la necesidad de poder rearmar mi historia familiar a la manera de un puzzle, con piezas a veces sueltas y en ocasiones dispersas.
Tal como les mencioné a pesar de ser dos trabajadores con 6 hijos (soy la segunda) mis padres apostaron al estudio de todos ellos. Mi interés original era seguir antropología en Buenos Aires, pero sinceramente no me atreví a semejante hazaña, lo que menos podía “asustarme” en el cambio era Comodoro Rivadavia, entonces decidí estudiar historia. En principio me interesaba directamente la Licenciatura, pero también estudié el profesorado pensando en una salida laboral rápida. Yo –al igual de todos los que emprenden una migración- debí enfrentar el reto que significa el acostumbrarse a una idiosincrasia diferente a la del lugar de origen, a maneras distintas de comportarse, vestirse, hablar, “manejarse” en una gran ciudad tal como veía este lugar con 18 años recién cumplidos.

Sin embargo, creo que nunca dejé “de ser yo”, si algo marca mi forma de ser y creo que peco en cierto modo es de modestia, una características que tiene que ver con lo pueblerino, por haber sido criada de manera sencilla, donde todos nos saludamos y nos interesamos por el otro. Así sigo siendo hasta el día de hoy. Por supuesto que hubo otras cosas de la ciudad que me encantaron, y que me di cuenta cuando viví casi dos años en Buenos Aires, que tengo un poder para acostumbrarme a la gran urbe de manera extraordinaria, me seduce el anonimato, el autoaislamiento para poder pensar, y ¿porqué no? el consumo de las cosas que me gustan como los libros.

Mis primeros años en Comodoro me resultaron muy buenos, rápidamente me enganché con la política universitaria del Centro de Estudiantes, con las materias y los materiales que me daban. Y también con el amor, porque cuando estaba en tercer año comencé a salir de novia con alguien de la carrera, con quien luego me casé y tengo una niña de tres años y en noviembre nacerá otro/a niña/o. Con Kyto compartimos el gusto por la historia, por los hijos, por la familia y por la Patagonia en general. Aunque él es un fanático de Comodoro Rivadavia y se declara un NYC (nacido y criado) de este lugar. Para quienes siempre criticaron el desarraigo de los comodorenses la generación de Kyto (40 años) está demostrando que eso quedó en el recuerdo y que ellos están dispuestos a quedarse aquí a pesar del viento.
Yo en cambio no siento lo mismo, me siento de varios lugares a la vez y mis viajes al “interior” (como se dice acá) me renuevan mi espíritu patagónico. Veré como transmito este amor por Patagonia a mis hijos, por empezar mi hija se llama Ainara Nehuén, el primero es un nombre vasco sugerido por un amigo de España y el segundo es un nombre mapuche que significa energía interior. El nombre de nuestra hija es un ejemplo de las hibridaciones que existen en este lugar.

En 1998 fui a Buenos Aires con una beca para hacer una maestría en Ciencias Sociales y luego de esa fecha tuve la oportunidad de obtener otra beca del CONICET y dedicarme al estudio del doctorado. Por eso mi vida aquí es sumamente interesante porque tener una beca me brinda la posibilidad de estudiar, investigar los temas que me interesan y también dedicarme al contacto con la gente por medio de la docencia universitaria y por supuesto a mi familia. Mi situación –aunque gano muy poco dinero- es privilegiada porque puedo dedicarme a estudiar, en este país y sobre todo en mi Universidad no es común.

Aquí la gente realiza muchísimos esfuerzos para proseguir con sus postgrados porque generalmente debe autofinanciarlos, ya que ni siquiera la universidad cuenta con recursos para destinar a esos fines. Sumemos a esto las distancias porque los postgrados generalmente son en las grandes ciudades como Buenos Aires, Córdoba, etc. y trasladarse desde aquí es muy caro. Por eso repito tuve suerte en las posibilidades que se me presentaron en la vida, en conocer gente sumamente generosa como mi directora de Beca en CONICET, la Dra. Elizabeth Jelin, o mi director de tesis el Dr. Alejandro Grimson, o tantos otros como la Dra. Claudia Briones que supieron confiar en mí para que tuviese esta oportunidad.

Sin embargo, no soy la única –por suerte- hay todo un grupo de mi generación que apuesta a la formación y que se encuentra preparando el cambio que algún día nuestra universidad deberá concretar. Nuestras investigaciones son autofinanciadas no recibimos ni siquiera papel para poder concretar nuestros proyectos de investigación, por eso creo que de todas maneras hacemos “mucho sin nada”.

También creo muy interesante si nos puedes contar un poco como ves el Chubut y en general la Patagonia de hoy.

Considero que nuestra Provincia consolidó un proceso de identidad que comenzó con la incorporación al contexto nacional en 1879, caracterizado por su lentitud y el mito del desarraigo principalmente en una ciudad como Comodoro Rivadavia. Sin embargo, esta construcción identitaria chubutense fue realizada por medio de la selección de determinados grupos sociales como emblemas de la identidad chubutense por oposición a otros que no se consideran como tales. Cabe aclarar que estas características no son particulares sino que se presentan en todos los procesos de construcción de memoria colectiva, lo importante es que los grupos silenciados en algún momento de su proceso histórico logren hacerse escuchar. Actualmente estamos en una transición camino a la construcción de el surgimiento de diversos grupos que claman por instalar debates pendientes en esta provincia, podemos mencionar los grupos indigenistas, los movimientos de oposición a la destrucción del medio ambiente como el de la ciudad de Esquel por “NO a la mina”, los movimientos artísticos en las ciudades, etc.

Camino a Cholila
En otro orden, mucho más vinculado al proceso económico es una provincia que recién comienza a debatir el impacto que tiene el desarrollo económico sobre la naturaleza, históricamente se construyeron proyectos faraónicos donde no se consideró el daño y alteración al medio ambiente, tal como la Represa Futaleufú que “sepultó” bajo las aguas un bosque de dimensiones y belleza extraordinaria, o la tala indiscriminada de árboles que se desarrolló durante décadas, entre otras. Asimismo cotidianamente impera la explotación de los recursos naturales, como la minería sin un proyecto claro de desarrollo sustentable. Sin embargo, a nivel de la sociedad civil existe cada vez mayor conciencia acerca del compromiso ciudadano por la defensa del medio ambiente, un claro ejemplo se vio con el triunfo del plebiscito de la ciudad de Esquel cuando no hace mucho tiempo se opusieron a la instalación de empresas mineras, o el debate actual acerca de la concreción del denominado “Dique Los Monos” que tiene propósitos aún no muy claros acerca de las demandas concretas de su producción.

Históricamente imperaron en Chubut las actividades extractivas por sobre el resto, o bien la explotación ganadera sin control del daño y consecuencias sobre la desertificación. Como ven pongo mucho énfasis en este aspecto porque considero que se perdió una forma de vinculación con el medio ambiente que si consideraban los pueblos originarios que durante cientos de años vivieron en esta provincia, y que conocían profundamente el ciclo de la naturaleza, al cual respetaban y protegían.
En el orden político considero que a esta provincia le falta madurar en cuanto a las prácticas democráticas, sobre todo de mayor tolerancia frente a los que piensan diferente.

Aunque debemos remarcar excepciones de algunos actores políticos que en los sucesivos gobiernos tanto peronistas o radicales, contribuyeron a consolidar la democracia chubutense. Desde el retorno a la democracia en 1983 vimos el final nefasto de varios gobiernos como el de Néstor Perl que fue “expulsado” por la presión de la sociedad civil que clamaba otro tipo de prácticas políticas. Esto puede ser un ejemplo de gobernantes inoperantes pero con una sociedad civil chubutense capaz de marcar errores y reclamar sus derechos ciudadanos.

En relación a Patagonia en general debemos remarcar los rasgos de homogeneidad pero también los de heterogeneidad, los primeros por historias y representaciones externas similares, los segundos diría que son la mayoría lo cual impide hablar de Patagonia en su conjunto. En diferente la realidad de Patagonia norte con Neuquén y Río Negro a la realidad del extremo sur de Santa Cruz, por ejemplo.

Hasta los límites provinciales actuales no tienen que ver con los imaginarios de región que se tienen al interior de las provincias, cito el ejemplo del norte de Santa Cruz y sur de Chubut donde continúa imperando simbólicamente los límites que en una época los encontraron unidos bajo la denominación de Gobernación Militar de Comodoro Rivadavia, durante el gobierno peronista. En esa época se sentaron las bases de lo que aún queda latente en la mayoría de los habitantes del espacio mencionado, el grado de vinculación, de constitución de redes e interdependencia es mayor entre las localidades de Caleta Olivia, Pico Truncado, Las Heras, Río Mayo, Sarmiento, Comodoro Rivadavia, entre otras, que con sus respectivas vinculaciones con quienes mantienen lazos formales y administrativos (Rawson en Chubut y Río Gallegos en Santa Cruz). Por eso las fronteras provinciales si bien nos permiten realizar un recorte de la situación y nos facilitan el análisis de determinadas cuestiones, nos impiden ver de manera dinámica como las fronteras son cambiantes e históricas.

Desde Chubut se admiran determinados procesos de la provincia de Neuquén, fundamentalmente la traducción de las regalías petroleras en obras públicas de magnitud como la terminal de ómnibus de la capital provincial, cuando Comodoro Rivadavia lleva años clamando por una terminal nueva y acorde al desarrollo económico y poblacional de la ciudad.

Lago Musters
Sin embargo, también uno puede sentir cierta admiración por pertenecer a esta provincia por la diversidad de climas, paisajes, y culturas que se encuentran presentes en Chubut. Y sobre todo, por el enorme capital humano que posee y que aún no ha producido todo lo que puede y que permitiría pensar en una provincia distinta para las nuevas generaciones. Uno siente permanentemente una sensación de que queda mucho por hacer, que en todos los campos aún faltan concretar proyectos que esperan por ser conducidos por los jóvenes chubutenses.

Leo el título de tu tesis: “Procesos identitarios en el espacio fronterizo de Futaleufú, chilenos, galeses y `los otros´, Me parece súper interesante, supongo que es imposible resumir, ¿Nos puedes contar un poco de tu trabajo? ¿Cómo te interesaste en el tema? ¿Cuales son tus fuentes de consulta? ¿Como ves la Argentinización de los Galeses? ¿ y los otros?
En la respuesta 1 explico porqué mi interés por la frontera, tiene razones subjetivas y personales, las cuales por suerte actualmente son admitidas por diversas perspectivas teórico-metodológicas del campo de las ciencias sociales. Yo trabajo desde una línea que se denomina etnohistoria, o bien antropología histórica con algunas categorías de análisis sociológicos.
O sea mi perspectiva del tema también es fronteriza en cuanto a las disciplinas que tomo. Por eso también las fuentes a las que recurro son muy diversas, desde la historia recupero todo el trabajo de archivos (documentos oficiales y privados, diarios, revistas, etc.), pero no descarto en absoluto la utilización del trabajo de campo etnográfico para recuperar todas las experiencias cotidianas, opiniones, valores, etc. de los actores de la frontera. Asimismo desde la Historia Oral revaloriza la “voz de los actores” mediante la realización de entrevistas en profundidad.
Todo este conjunto de fuentes en alguna medida viene a suplir la ausencia de archivos organizados a nivel provincial, aunque esto se soluciona –en parte- recurriendo a los archivos nacionales existentes en Buenos Aires para el caso argentino y en Santiago para el chileno. Sin embargo, mi propósito es reconstruir el entramado de relaciones de la frontera recurriendo a diversos tipos de información, y trabajar con “los indicios”, tal como sostiene el historiador italiano Carlo Guinzburg.

NOTA. Sobre este tema Brígida nos ha remitido un interesante resumen de su tesis que dada la extensión de nuestra charla les ofreceremos en otra entrega de El Guanaco.

Parece que a uno y otro lado de la frontera se impidió a los primeros pobladores tener acceso a la tierra, los chilenos priorizaron las grandes extensiones para capital extranjero repartido mientras que en Argentina se “arrendaba” la tierra a compañías como la Southern Land Company, ¿es esto cierto?

Este punto da para hablar/escribir muchísimo... Es justamente uno de los ejes de
análisis que propongo en mi tesis doctoral. Intentaré sintetizar este proceso en pocas líneas.

En uno de los capítulos propongo analizar el proceso de incorporación de los territorios considerados periféricos tanto para el Estado chileno como argentino. Proceso que no estuvo exento de contradicciones, lentitud y violencia a ambos lados de la frontera. Es un período caracterizado por la debilidad de la presencia estatal, pero también por la “torpeza” en momentos del accionar gubernamental. Los habitantes fronterizos del lado chileno y argentino construyeron una serie de prácticas asociadas a un tipo de frontera porosa, que hacia fines del período el Estado chileno y argentino trataron de combatir.

En ambos casos, las tierras patagónicas donde residían diferentes etnias indígenas, tales como mapuches, veliches, “tehuelches”, huilliches, entre otros, fueron incorporadas tardíamente al resto del territorio nacional mediante la fuerza militar. La agregación de la Araucanía chilena fue un proceso iniciado en la época colonial, y recién se consolidó la dominación del Estado chileno hacia 1885 con la creación de la provincia de Arauco a cargo del coronel Cornelio Saavedra, un “hombre de la Frontera”, que tuvo a su cargo la ocupación gradual de la frontera sureña. En el caso argentino, el debate acerca de la asimilación o el exterminio total del indígena se encontraba presente en las clases dominantes de fines del siglo XIX. Finalmente se emplearon ambos métodos que reflejaban el dilema positivista de Civilización o Barbarie. La denominada Conquista del Desierto al mando del General Roca en 1879 significó la “pacificación” de la frontera indígena. Sin embargo, ni para Chile ni para Argentina la ocupación de las tierras patagónicas significó una real incorporación estatal, al contrario fue el inicio de un proceso sinuoso y lento de consolidación de la presencia estatal en Patagonia. En este sentido, para ambos Estados nacionales, se debían delimitar y fortalecer dos fronteras, una externa, con respecto al país vecino y otra interna, con respecto a las poblaciones indígenas y de inmigrantes de la región patagónica.

Cascadas Nant i Fall, muy cerca de el paso fronterizo de Futaleufú

En el caso argentino, hacia 1885 el Coronel Luis Jorge Fontana exploró e incorporó formalmente a la Gobernación del Territorio Nacional del Chubut la zona cordillerana donde actualmente se encuentran ubicadas las localidades de Trevelin y Río Mayo. En el caso chileno en 1874 la Ley de Colonización de la Araucanía, inicia el asentamiento de empresas ganaderas en la zona de Aysén, sin embargo, la presencia estatal se desarrolló desde fines de 1920 con la fundación oficial del Territorio de Aysén, constituido por la Provincia de Aysén, con capital en Puerto Aysén, y de las localidades de Baquedano (luego denominado Coyhaique) y Futaleufú. Siendo el Coronel de Carabineros Luis Marchant el equivalente a Fontana en Chile, ambos héroes fundadores dejaron sus “huellas” en la toponimia del territorio y en la elección de fechas y nombres de las localidades que incorporaban a sus respectivos Estados.

En el caso particular de la Patagonia central chilena, tras varios fracasos desde la época colonial, el poblamiento se consolidó a partir de la presencia de dos movimientos paralelos desde 1904: el primero vinculado a la presencia estatal con el desarrollo y asentamiento de empresas ganaderas y el segundo, a la llegada de migraciones espontáneas. En el caso de estos últimos, en su mayoría se trataba de chilenos que habían residido un tiempo en Argentina y que, por diversos motivos, tales como el endurecimiento de las leyes argentinas con respecto a los permisos de pastoreo, decidían reingresar a su país de origen. Una vez reinstalados en Chile, se los denominaba “colonos libres”. El fracaso de la colonización oficial por falta de cumplimiento de los acuerdos por parte de las compañías ganaderas, provocó la preocupación oficial por la zona de Aysén, ya que la llegada de los migrantes provenientes de Argentina no eran garantía de una efectiva ocupación. Estos “colonos libres” eran vistos como chilenos argentinizados; que estaban lejos de responder a los parámetros hegemónicos del ser chileno.

En el caso de Aysén, bajo el amparo de la Ley de Colonización de la Araucanía de 1874, se asentó en la zona de Aysén la Sociedad Industrial de Aysén (S.I.A). Con el establecimiento de estas empresas se generaba paralelamente el crecimiento de asentamientos poblacionales; por medio de la incorporación de mano de obra para la empresa, básicamente chilotes provenientes de la isla de Chiloé. Recién en 1929 se produjo la fundación oficial por parte de Marchant. Sintéticamente los proyectos de colonización a partir de la instalación de las grandes empresas ganaderas fracasaron, sin embargo avanzado el siglo XX aún seguían gozando de los réditos que significaba la explotación de los campos de Aysén.

En el caso de los pasos fronterizos que analizo del lado argentino, el proceso de apropiación de las tierras para Trevelin, algo dejo deslizar en la respuesta 4. Pero cabe aclarar que es distinta la realidad a las zonas donde se ubicaron las grandes empresas británicas de tierras. Que en mi caso sólo conozco lo que sucedió en la costa de Camarones con la Lochiel Sheep Farming Company.

No menos interesante: “Transformaciones identitarias en una comunidad indígena del Departamento Tehuelches, Chubut”, ¿Puedes contarnos un poco de como ves la tragedia cultural perpetrada con tehuelches, mapuches y todos los pueblos indígenas de Patagonia?

Obviamente mi condena es total a todo lo acontecido con los pueblos originarios de Patagonia, sin embargo, la labor de quienes deben analizar lo sucedido no es de juzgar, sino de explicar los cómo, porqué, y demás explicaciones que debemos brindar una contribución –al menos mínima- para que los representantes actuales de esos pueblos logren realizar un proceso de subjetivación que les permite su constitución como grupos capaces de articular sus demandas. Por otra parte, considero que las explicaciones esencialistas acerca de la pureza de tehuelches y mapuches no tiene sentido, en el contexto actual de “hibridaciones” que prácticamente todos los latinoamericanos poseemos. Por lo tanto, considero válido el concepto de aboriginalidad que nos permite analizar el proceso de conformación de grupos de diferentes orígenes bajo lemas y demandas comunes. Como ven deshecho las imágenes de tehuelches y mapuches “pintadas” en los libros de textos escolares donde brindan representaciones de un pasado cristalizado y estática, por lo contrario tehuelches y mapuches siguen estando entre nosotros en las ciudades y espacios rurales de esta provincia, es más me considero un poco parte de ellos mismos.

¿Podrías contarnos un poco de “La construcción de procesos identitarios en la la localidad de Gobernador Costa, (1880-2001)” ?

El proceso que señalo como necesario en la respuesta 5. se puede decir que en la localidad de Gobernador Costa se encuentra en forma muy incipiente. Es más a pesar de tener sobrados motivos para ser considerada un población con base indígena es prácticamente desconocida esta asociación. Trataré de sintetizar de qué manera analizo el caso de una población indígena que fue perdiendo sus tierras, al punto de ser “desprendida” de lo más elemental que ellos consideran que es la tierra.

A fines del siglo XIX, se instalaron en la zona aquellas tribus que el gobierno nacional obligó a adoptar ese destino, entre éstas se encontraba la de Valentín Sayhueque, el último cacique que se rindió ante el Ejército de Roca. Tanto la tribu de Sayhueque como las demás asentadas en la zona perdieron las tierras con el transcurrir de los años, y actualmente la gran mayoría se ocupan como peones rurales, en el caso de los hombres, y como empleadas domésticas, en el caso de las mujeres.

En el artículo “Transformaciones identitarias en una comunidad indígena del Departamento Tehuelches, Chubut” intenté dar cuenta de las transformaciones que ha sufrido a través del tiempo el sistema de representaciones indígenas, por medio del tratamiento de los tres elementos que articulan –en parte- su identidad: la religión, la lengua y la tierra. Aunque este último punto merece un tratamiento diferenciado y que fue considerado en función del eje central que es de la socialización de los indígenas, entendiendo que este concepto permite considerar las relaciones intersubjetivas que se dan en el espacio social.

Para este tema a pesar de que utilicé algunos documentos escritos que dan cuenta del tema de la pérdida de las tierras, básicamente me centré en los aportes de la historia oral dado que representa en este caso la posibilidad de dar la palabra a “los silenciosos de la historia” al decir de Philippe Joutard. Sobre todo trabajé a nivel de la construcción de la memoria, qué recuerdos, qué olvidos tienen quienes protagonizaron una época de “esplendor” de sus manifestaciones identitarias, cuando realizaban el camaruco y otras festividades mapuches, y cómo ven su presente estos grupos “desplazados” de sus pertenencias.

Sin duda más que cerrar la discusión en torno a la problemática identitaria de la comunidad indígena del Departamento Tehuelches, intenté plantear los principales ejes que deben considerarse para poder explicar la opción que éstos realizan: la no resistencia y reivindicación como grupo étnico. En ello influyeron décadas de socialización con grandes cuotas de discriminación y estigmatización, en las cuales la violencia simbólica ejercida desde la institución escolar es uno de los ejes que deberán analizarse, este sentido, a pesar de los cambios que se introducen en la curricula escolar, aún queda mucho por lograr un sentido crítico en cómo enfocar la historia regional. O la imposición de la religión católica sobre estos grupos indígenas.
El tema de la tierra es otra de las temáticas que deberá ser profundizada, no sólo en función de atender demandas de quienes perdieron las tierras sino en función de quienes aún conservar el carácter de minifundistas, en un contexto de cambios acelerados a nivel mundial y de crisis de los patrones tradicionales de producción, en este caso de la explotación lanar.


Sobre tu tesis de licenciatura, si fuera posible nos contaras un poco sobre La Lochiel Sheep...¿tiene alguna relación con la San Julián Sheep Farming Company o la Monte Dinero?

Les cuento que llegué a este tema por casualidad, más bien el tema llegó a mi por medio de una profesora que me pasó los Letter Books de la Lochiel Sheep Farming Company (L.S.F.Co.) y me dijo que podía utilizarlos. A quien elegí como directora de tesis: la Dra. Susana Torres también le pareció que era posible utilizarlos para una tesis de licenciatura, por eso me introducí en el tema. Luego no avancé en esta línea porque opté por la historia social-cultural básicamente desde un análisis simbólico. Sin embargo, cada tanto debo volver a hablar de la L.S.F.Co.

Como tantas otras de las empresas británicas que se asentaron en Patagonia desde fines del siglo XIX, se dedicaron a la cría del ovino, mediante la conformación de estancias. También es similar el origen de la L.S.F.Co. a otras estancias de Patagonia. La “Lochiel” se establece en 1897, sus campos estaban ubicados en zonas aledañas a la actual localidad de Camarones ubicada en la costa de la Bahía de Camarones. Los primeros propietarios de la L.S.F.Co. fueron los hermanos Cameron, dos escoceses que provenían de Malvinas y habían adquirido las tierras a un oficial del Ejército del Gral. Roca, éste último había logrado la posesión de las tierras por la Ley de Premios Militares. Luego de organizada la estancia los Cameron buscaron otros inversores para continuar con la expansión del establecimiento.

En mi tesis abordé de qué manera la estancia logró solucionar dos carencias básicas para un establecimiento de este tipo: la ausencia de mercado de ganado y de mercado de trabajo. Sin embargo, la L.S.F.Co. contaba con varias ventajas con las cuales no contaban otros productores del Territorio Nacional del Chubut. Entre las mismas se encuentran: cercanía a la zona costera que permitía enviar en forma rápida la producción lanera hacia los puertos ingleses. Además de contar con varias aguadas naturales, con el consiguiente beneficio de no tener que trasladar los animales en busca de pasturas en la temporada invernal.

En cuanto a la pregunta puntual de Uds. sobre si eran o no dueños de otras empresas en Patagonia, les digo que por lo que estuve viendo y lo que otros historiadores han investigado sobre el tema, tal como el Dr. Eduardo Míguez. Los dueños de estas estancias funcionaban bajo la denominación de sociedades anónimas por acciones y el criterio que utilizaban era netamente capitalista. Los miembros del Directorio de la estancia integraban la red de comercialización de la lana –argentino/británica- además de ser propietarios de empresas textiles ubicadas en el Reino Unido (Los Waldron y Woods eran también dueños de “Coronel” y “Guer Aike”, según O. Bayer).

Los integrantes del Directorio contaban con experiencia en la comercialización, transporte y organización de establecimientos en otras zonas de la región. Los riesgos en cuanto a las ganancias eran mucho menores que los que corrían quienes se aventuraban en la inversión con desconocimiento total de las características de una empresa de este tipo. Por ejemplo, en casos de sequías en uno de los campos, podían fortalecer la producción en otro, además de tener asegurada la compra de la lana por más que se estuviese atravesando un período de crisis internacional. Las decisiones que involucraban a la estancia se tomaban en tres niveles:

· En Camarones el administrador tenía un margen de decisiones en cuanto al manejo de la estancia, designaba el personal permanente y ocasional, realizaba los pedidos de mercaderías, sugerencias respecto a renovación o no de contratos de arriendo, tramitaba ante las autoridades del Territorio Nacional, etc. Además tenía una importante participación en la Sociedad Rural de Camarones, donde se determinaban criterios institucionales vinculados a la problemática ovina de la zona y discutían peticiones conjuntas ante las autoridades regionales y nacionales.
· En tanto en Buenos Aires la Agencia de representantes a cargo de dos de los propietarios se encargaba de realizar compras, así como de la contratación de mano de obra permanente y temporal, además de resolver problemas ligados al Gobierno Nacional.
· Mientras en Londres se hallaba el Directorio cuyos miembros no sólo operaban como propietarios, sino también como agentes compradores de lana. En los años iniciales tuvieron que afrontar las decisiones vinculadas a las inversiones para poner en funcionamiento la unidad productiva.

En cuanto al tipo de establecimiento comparado con otros dedicados a la misma actividad, de acuerdo a la tipología elaborada por Elsa Barbería, la L.S.F.Co. pertenece a un establecimiento Grande y como tal tiene las siguientes características: posee una dimensión superior a 30.000 hectáreas (la L.S.F.Co. hacia la década de 1930 tiene 42.500 hectáreas); la tenencia de las tierras pertenece a propietarios (en este caso son ausentistas, residen en Buenos Aires y Gran Bretaña); y se vieron favorecidos por buenas condiciones para la instalación (ascenso de los precios de la lana, comunicación directa con los mercados europeos, entre otros...). De la experiencia de esta tesis lo que mas me gustó fue poder reconstruir el “mundo del trabajo” de la estancia, quiénes eran los trabajadores, de dónde venían, cuánto ganaban, etc. Si bien sólo pude avanzar lo que permitieron las fuentes, obviamente lo ideal hubiese sido viajar a Londres donde se encontraba el Directorio

Marea Baja Cerca de Comodoro

Leyendo sobre tu trabajo, ¿Debes haber rodado mucho por Patagonia, puedes decirnos algunos de los sitios que te gustan especialmente?, ¿Cómo ves el turismo en Patagonia?, Sería interesante saber que nos recomendarías conocer de tu Comodoro.
Les digo que considero que en general toda la franja cordillerana de Patagonia es de una belleza inigualable, las posibilidades que brinda en cuanto a caminatas, cabalgatas, pesca, playa, etc. es impresionante, tanto del lado chileno como argentino. Sin embargo, del lado argentino la potencialidad del turismo de playa como el de Las Grutas o Puerto Madryn y Playa Unión también es interesante cuando a uno le gusta tomar sol y disfrutar de eventos culturales como se desarrollan en estos lugares.

Como ven hasta me cuesta definirme si por playa o ¡¡¡cordillera!!! ambas me gustan.

Luego la inmensidad de la meseta me parece totalmente mágica, uno se ve transportado a otros pensamientos, a otras instancias de reflexión. Es el “entre medio” de dos espacios altamente visitados: la costa y la cordillera.

Actualmente Patagonia es una especie de “marca registrada” a nivel mundial y existe muchísimo interés por visitarla. Creo que no sólo el ventisquero Perito Moreno es una de nuestra “joyas”, hay mucho más, principalmente desde lo cotidiano, desde su gente, desde lo que significa ser patagónico. Un poco es lo que uds. me parece que intentan rescatar y me quedó en la mente con la ilustración de esa fotografía de la entrevista a Danka donde sale una cocina típicamente sureña con los azulejos blancos de fondo, la “pava” calentándose, me parece hasta sentir el olor a leña con el cual me crié. Alguien que ha retratado esa idiosincrasia sureña es Alejandro Aguado en su pintura, en eso el arte va por delante de lo que puede decirse con palabras.

De Comodoro Rivadavia en particular básicamente propongo ver una ciudad que aún se “cree nueva” y recién está tomando conciencia de la multiplicidad de potenciales que ofrece al turista. Actualmente existe una revalorización del pasado ypefiano que marcó la vida de esta ciudad y que está sintetizado simbólicamente en algunos íconos de la cultura petrolera estatal. Tal como puede verse en el “Chalet Huergo” una construcción de fines de la década del ´20 y que marca una época de creación y opulencia de la empresa estatal YPF, allí el Gral. Mosconi (administrador de la empresa) residía en determinadas épocas del año, así como visitantes insólitos como celebridades artísticas y políticas a nivel nacional e internacional. Siempre esta construcción estuvo rodeada de un halo de misterio porque se encuentra ubicado estratégicamente con una vista al mar impresionante pero de difícil acceso al común de la gente. Este es un ejemplo, pero todo lo vinculado a los campamentos petroleros –en algunos casos quedan sólo las ruinas- de YPF y de las empresas privadas constituyen valores patrimoniales muy interesantes, tal como “El Trébol”, Astra, Km.5, entre otras.

Luego existen otros bienes que por suerte ya han sido recuperados como la ex estación del ferrocarril y todo el circuito ferroportuario, que fue puesto en valor con sumo ciudado del pasado de los edificios y de su entorno. No descarto una visita por todos los barrios de la ciudad para ver las diferencias por un lado, entre la zona norte históricamente ligada a los campamentos petroleros y la sur con “el pueblo de Comodoro Rivadavia”. Y por otro lado, visitar las zonas periféricas al centro para ver el tema de la ocupación de tierras y luego la constitución de barrios hoy numéricamente importantes en cuanto a la cantidad de población y también –en algunos casos- de precariedad de vida. Es en estos barrios donde se asientan los migrantes limítrofes que históricamente fueron llegando a esta ciudad petrolera.

Y bien amigos, El Guanaco está de suerte...nuevamente la generosidad patagona ha presidido nuestra extensa charla...

Hace un rato abrimos la tranquera ahora...volveremos a cruzarla, pero ya somos un poco más ricos... ricos en conocimiento gracias a Brígida Baeza.
MIL GRACIAS BRÍGIDA

domingo, mayo 07, 2006


PATAGONIA – CHARLANDO CON ALEJANDRO AGUADO

En el 2003 estando en Perito Moreno conseguí un libro muy interesante de un joven autor comodorense: “El Viejo Oeste de la Patagonia”...

Pasaron tres años y en uno de sus mails Danka Ivanoff nos sugería ponernos en contacto con un joven autor de Comodoro...casualidad o no, era Alejandro Aguado, el autor de ese libro que adquirí al Sr. Munnir en el Belgrano.

El Guanaco está de suerte ya que al igual que Clery y Danka, Alejandro aceptó amablemente nuestra invitación.

Alejandro, con generosidad responde a nuestras preguntas y con generosidad nos brinda sus imágenes y dibujos que van a acercarnos un poco más a esta Patagonia que tanto conoce y admira. (La primera ilustración evoca Puerto Mazaredo)

Permítanme presentarles a:

Alejandro Aguado (Comodoro Rivadavia 1972), escritor, dibujante y fotógrafo.

Autor de El Viejo Oeste de la Patagonia ha sido además “pionero en su arte” ya que editó y dirigió Duendes del Sur (la primera revista de historietas del Chubut). Creó y dirigió El Espejo, primer suplemento de historietas y humor gráfico con carácter regional de la Patagonia. El Espejo fue cabecera de un movimiento de historietistas de toda Patagonia. A los 16 años empezó a publicar en el Crónica de Comodoro y ha publicado en Página 12 o La Voz de Galicia.
Con el tiempo varios premios y muchas exposiciones avalan su trabajo. En 1993 obtuvo el primer premio de historieta en la Bienal de Arte Joven de Patagonia. En 1995 publicó Patagónicas al que siguieron Aventuras sobre rieles Patagónicos, Cañadón Lagarto, Tinta Densa Patagónica.

En su faceta de fotógrafo de Patagonia ha publicado en revistas, suplementos de diarios y su obra se ha visto en Buenos Aires, Estados Unidos, Inglaterra y Bélgica.

Y directamente entramos en materia, el mismo Alejandro nos pone al corriente de sus últimos trabajos

En la edición del 2003 se habla de La Asombrosa Patagonia en la Colonización del Senguer y del Valle de los Ancestros como tus próximos trabajos ¿Se publicaron?

Respecto del primero que citan, se publicó tras ser seleccionado por concurso entre 40 obras, y ya se agotó la primera edición, aunque apareció con el título un tanto cambiado: “La colonización del oeste de la Patagonia central. 1890-1919. Departamento Río Senguer, Chubut”.

“El Valle de los ancestros” quedó para más adelante, porque es una crónica de viajes-anécdotas e historia, y por el momento estoy priorizando los trabajos que abordan estrictamente el pasado de la región. Por estos lados resulta inmensamente difícil publicar, así que tengo que analizar bien qué es lo que publico, sobre todo porque últimamente estoy utilizando fondos propios.

Recreación del pueblo Cañadón Lagarto, citado en la entrevista. Se situaba a 110 kilómetros de Comodoro Rivadavia, a la vera del extinto ferrocarril del sur de Chubut.

A principios de este año reedité, ampliado, mi segundo libro: “Cañadón Lagarto. 1911-1945. Un pueblo patagónico de leyenda sacrificio y muerte”. Estoy por reimprimir ampliado, mi primer libro: “Aventuras sobre rieles patagónicos” y también está por entrar a imprenta un libro sobre la toponimia tehuelche de la región central de Patagonia, realizado en coautoría con el tehuelche Oscar Payaguala: “La tierra tehuelche, sus nombres y su pasado. Toponimia de la región central de Patagonia”.
Tengo inéditos otros dos libros: “Aquellos exploradores olvidados. Koslowsky, Botello y Steinfled en Patagonia” y otro referido a los tehuelches.
La tercera edición del “Viejo oeste de la Patagonia…” ya se agotó, así que estoy preparando la 4º edición, también ampliada.

Me gusta seguir trabajando mis libros publicados. Por sus características, sucede que una vez editados siempre aparece gente que facilita información de forma espontánea, a veces desde los lugares menos sospechados del país, o bien se accede a nuevos testimonios y documentos que complementan lo ya publicado.

En una región tan vasta y con casi todo por hacerse en cuanto a investigación, uno como investigador no puede abarcar todo el territorio, sería una tarea titánica (los que intentan hacerlo terminan incurriendo en errores o en grandes olvidos). Por eso mismo me centro en algunos espacios determinados y los continúo trabajando en el tiempo, pero la información que aparece en esos mismos espacios, de un modo u otro, me termina conduciendo hacia otras regiones vecinas y de ese modo se sigue ampliando el espacio donde trabajar. Con ello uno también trabaja sobre seguro, teniendo una buena base.

Con Brígida Baeza, colega a la que entrevistarán, estamos proyectando encarar un trabajo en conjunto.

El gran problema que tenemos en este confín del mundo es que contamos con dos o tres editoriales con escasa estructura y que casi no cuentan con un sistema de distribución (al menos en esta provincia, en Chubut), así que en general los autores nos tenemos que arreglar por nuestra cuenta o, si se tiene suerte, se lo hace con el auspicio de algún organismo del Estado. La cultura en esta región de Patagonia es algo totalmente marginal, sobre todo si tiene que ver con el arte. De todos modos no me puedo quejar porque he tenido bastante suerte y buenos apoyos institucionales, claro que además de pelearla muchísimo y no agachar la cabeza ante las dificultades.

Para dar un ejemplo de los apoyos institucionales, por ejemplo, el primero me lo editó el Gobierno del Chubut por iniciativa del entonces Gobernador Carlos Maestro. Me llamó por teléfono para comentarme que me iban a editar el libro, y de la sorpresa medio casi ni hablé. Cuando sí hablé fue cuando hicimos la presentación junto al Gobernador. Asistieron todos los medios de comunicación, y era como sentirse una súper estrella. El fue quien me dio el empujón inicial par salir al ruedo. Luego presenté libros posteriores con la presencia de otro Gobernador, José Luis Lisurume, en el pueblito lago Blanco, de 200 habitantes. Fue una presentación de entrecasa, muy distinta a la de las ciudades, con asado criollo de por medio y charlando con la gente del lugar.

En el otro extremo, las autoridades de la provincia también propiciaron que presentara mis libros y un video basado en uno de ellos, en la Feria Internacional del libro de Bs As, ante una sala con 500 personas. Fue una experiencia impactante estar sobre un escenario, apareciendo en una pantalla de video gigante, ante tanta gente. Es verdad eso que cuentan los músicos acerca de que se siente una energía como respuesta del público.
Las grandes editoriales, que se concentran en Buenos Aires, a dos mil kilómetros de distancia, no nos publican porque no se interesan en conocernos, pese a que en general los autores patagónicos vendemos bastante bien. Lo que editan en Bs As. sobre Patagonia se centra en crónicas de fines del siglo XIX o en crónicas de viajeros modernos, libros que a decir verdad suelen resultar bastante estereotipados porque sus autores escriben sobre lo ya conocido o desde el desconocimiento de aspectos que resultan básicos para los patagónicos.

Comodoro 1917: La estación del ferrocarril en el casco céntrico de Comodoro Rivadavia

El problema es que los patagónicos somos la periferia de la periferia y nuestra voz no tiene mucho peso que digamos. Como mucho, los patagónicos nacidos y criados, debemos ser unos dos millones, en un espacio territorial que debe representar casi la mitad de Argentina, país de unos 40 millones de habitantes. Que nuestro actual presidente sea patagónico nos ayudó un poco en la difusión de “lo patagónico”, pero no demasiado.

También nos faltan medios de difusión que canalicen, analicen y difundan la obra de los autores patagónicos, como así también escasean dentro de los medios profesionales que ocupen puestos claves, con una amplitud de criterio tal que difundan a todos. Son muchos los autores patagónicos que realizan obra honesta, pero que no trascienden como se merecen por el solo hecho de no tener “contactos” dentro de los medios. La publicación de la obra y una apropiada difusión tienen que ir de la mano para que el trabajo trascienda, sino el lector no sabe que la obra existe.

A pesar de la juventud de nuestro invitado tenemos con nosotros a un artista patagón con una impresionante trayectoria, es pues muy interesante saber de Alejandro Aguado ¿Como fue tu infancia en Comodoro?

Mi infancia se desarrolló en la época de la dictadura militar y todo lo que ello conllevó. Recuerdo muy bien cuando en el centro de la ciudad detenían los transportes y obligaban a bajar a los pasajeros para palparlos de armas y pedirles documentos. O los frecuentes retenes en las rutas. Me quedó grabado el miedo que sentía la gente en esos momentos, miedo que aún no se termina de disipar. De chico me causaban admiración los uniformes y las armas.

También tengo muy presente el conflicto con Chile, cuando en 1978 casi nos llevan a la Guerra con ellos, o la Guerra de Malvinas en 1982. Comodoro Rivadavia fue el centro de operaciones desde el continente. Recuerdo los aviones de guerra pasando con furia, los radares siempre vigilantes situados en las montañas que circundan la ciudad, los movimientos de tropas, el paso de los tanques de guerra y camiones con cañones y los
apagones nocturnos cada vez que se pensó que los ingleses nos atacaban. A media cuadra de mi casa paraban temporalmente tropas que tras unos días de estadía eran conducidas a las islas. Tenía 10 años y me lamentaba no tener más edad para ir a pelear, pero con los años se supo lo que sufrieron los soldados.

Aparte de ello, pasé mi infancia leyendo revistas de cómics y tuve la suerte de crecer en un país que es una de las siete potencias mundiales en cantidad y calidad de dibujantes (existe la escuela argentina de dibujo), así que creo que pude leer bastante buen material. A partir de los ‘90 también conocí el excelente cómic español que se editaba en las revistas Cimoc, Zona 84, Tótem, El Víbora, Cairo, Cómix Internacional, etc. De los españoles, Miguelanxo Prado es mi máximo referente.

Leer tantas revistas de cómics, en una ciudad donde existía un único canal de Tv, que transmitía de 18:00 a 23:00 hs., me desarrolló muchísimo la imaginación. Cuando no estaba leyendo revistas o tratando de conseguirlas en negocios de canje, me iba con mis amigos a cruzar los cerros que circundan la ciudad, jugando a ser exploradores, o me la pasaba jugando al fútbol en la cuadra de mi casa o en un gran predio vecino de la Sociedad Rural, dibujando o escribiendo historias violentas que les leía a mis amigos o bien de vez en cuando poníamos en escena una especie de obra de teatro del género de terror, a la que asistían todos los vecinos. Creábamos muñecos con luces y movimiento y nos vestíamos y maquillábamos para asustar, y las presentábamos de noche. Tenían mucha repercusión nuestras puestas en escena. Los partidos de fútbol solían terminar en batallas campales con los equipos contrarios, con heridos en ambos bandos. Eso era parte del divertimento. La calle de tierra en la que jugábamos al fútbol, en la actualidad está asfaltada y apenas hay lugar para estacionar los autos.

También me la pasaba viajando con mis padres. Mi padre siempre fue muy viajero, algo que me contagió y que me sirvió para conocer sitios que nadie conocía y que hoy son turísticos. Esos mismos sitios, comparados a cómo los conocí, perdieron su encanto agreste. Por ejemplo, me di el lujo de acampar una semana junto al Glaciar Perito Moreno, algo que hoy en día es imposible por la gran afluencia de turistas y los costos desmesurados para el bolsillo del argentino medio. Cuando era chico resultaba tan difícil llegar que no andaba nadie por ahí.

También tuve la oportunidad de conocer varios países de Europa y a mis familiares españoles, que viven en un país hermoso pero tan distinto al que crecí. Considero que de esos viajes aprendí muchísimo y lo que más me impactaba era todo lo relacionado con la historia y el arte: los castillos, palacios, catedrales, las viejas aldeas, los museos de arte como El Prado y un largo etcétera. Ver que existen otras formas de vida, de entender el mundo, abre muchísimo la cabeza y cambia la perspectiva. A partir de esa experiencia es que comencé a valorar más a la Patagonia, sobre todo respecto de su naturaleza.

De adolescente quise ser dibujante de cómics y conseguí concretar ese sueño a los 16 años de edad, publicando en el principal diario de esta región. Entre tanto, en Barcelona visité la editorial de Címoc, para mostrar mis trabajos y asesorarme, y ellos me revelaron algo que hasta entonces no había tenido en cuenta. Me preguntaron que hacía allí buscando asesoramiento tan lejos, si en Buenos Aires en ese momento se editaba una de las mejores revistas del género del mundo, la revista Fierro. Desde entonces es como que esa revista fue mi principal escuela, y uno de sus dibujantes y tapistas, Ignacio Noé, uno de mis maestros. A otro de mis maestros lo encontré en Comodoro, al artista plástico José Luis Muñón y en Sarmiento, ciudad vecina, a Juan Carlos Moisés.

Recién a los 21 años de edad comencé a ganar dinero como dibujante. Durante más de una década me fue muy pero muy bien, y publiqué en numerosas revistas y diarios nacionales y dirigí mi propia revista y un suplemento semanal en el principal periódico de la zona, en el que tuve que privilegio de publicar a cerca de 60 dibujantes de Patagonia. Realmente el dueño del diario se arriesgó muchísimo cuando le propuse la creación del suplemento, yo tenía 21 años y nada de experiencia dentro de un medio gráfico.
Las sucesivas crisis económicas destruyeron el mundo editorial del cómic argentino –a mí me fundieron tres veces-, y hoy en día existen muy pocos lugares donde publicar. Los espacios que considero más trascendentes, en los que difundí y desarrollé mi obra, los tuve que crear porque en esta región no existía nada dedicado al cómic.

Parada km 162: recreación del extinto poblado y estación del ferrocarril, Parada Km 162 o Estación Hermitte, situada a 40 km de Sarmiento, Chubut.

¿Como surge tu interés por la historia del lugar?

A la par de esas crisis, a mitad de los 90, vagando por el campo en busca de imágenes rurales para ambientar historias en el tiempo de la colonización, encontré varios pueblos y un ferrocarril abandonado, de los que casi no existía bibliografía. A partir de ello comencé a dibujar estampas del pasado y a indagar en la historia. Mi curiosidad innata y el descubrir que las historias reales del pasado patagónico superan ampliamente a la ficción, me llevaron a dedicarme de lleno a esa actividad.

Creo que si no estuviera todo por hacerse en cuanto a la investigación del pasado de la Patagonia, al menos en esta región, me hubiese dedicado exclusivamente al dibujo.
Pero como la vida no deja de sorprender, esas mismas investigaciones me llevaron a conocer parte de mi historia familiar, por vía materna. Sin proponérmelo, fue apareciendo la historia de mi bisabuelo español, que llegó a la región en 1905. Le pude seguir todo su periplo, muy rico y en algunos casos trágico.

Centro de Comodoro: imagen de parte de la costa del casco urbano de Comodoro durante una tormenta.

¿Cómo vive un artista en Comodoro, la mayor ciudad de Patagonia?

Dedicarse a cualquier rubro de la cultura en Comodoro Rivadavia, como el arte, es una tarea quijotesca porque el contexto es inmensamente limitante. Si uno quiere dedicarse al arte y trascender, o pretender subsistir de ello, debe mudarse a Buenos Aires o irse al exterior, como han hecho muchos de mis viejos colegas y amigos (de tanto en tanto me lamento de no haber seguido ese camino).
Comodoro Rivadavia es una ciudad petrolera, y su sociedad es hiper materialista, dedicada casi exclusivamente a acumular dinero. Lo demás lo entiende o cultiva una muy pequeña minoría, a lo que se debe sumar que existe mucha desunión. Un amigo artista, reconocido internacionalmente, afirma que en los últimos tiempos Comodoro se transformó en una “máquina de impedir”. Es un lugar un tanto difícil para vivir si a uno le interesa la cultura. Con dolor observo a viejos amigos con un gran talento para el arte que, por el contexto de esta ciudad, tuvieronque abandonarlo. Entonces supongo que se preguntarán ¿por qué sigo acá, sobre todo si se tiene en cuenta que al ser hijo de padre español tengo doble ciudadanía? Bueno, resulta que tengo una hija que vive con la madre pero que me necesita, y porque el trabajo de investigación que realizo no se puede realizar si no se está acá. Comodoro es una especie de base para movilizarse por esta región.
Igualmente interesante, por tu conocimiento, es saber ¿Cómo ves Patagonia hoy en el 2006?

Patagonia está muy bien económicamente y poblándose aceleradamente con migrantes del norte argentino y de países limítrofes, como bolivianos y peruanos. Todos se concentran en las grandes ciudades y en los pueblos la realidad no cambia mucho que digamos. La brecha entre las ciudades y pueblos del interior es muy grande, en todo sentido. Los descendientes de los colonos europeos que poblaron la región y los indígenas de Patagonia, si esto sigue así, pronto van a ser una minoría.
Patagonia vive un auge del turismo, sobre todo el internacional, lo cual es muy favorable para la economía de ciertos sectores y muy desfavorable para los que la habitamos porque los costos para viajar se nos triplicaron. Pero eso es una cuestión interna en la que los extranjeros no tienen nada que ver.

También creo que la imagen que se vende de la Patagonia “impoluta” puede llegar a colapsar en no mucho tiempo porque, a través de la actividad minera y petrolera, al menos en la región central, se están contaminando las cuencas de agua dulce (no hay que olvidar que algunas de las mayores reservas de agua dulce del mundo se encuentran en Patagonia). Los arroyos y surgientes de agua en los alrededores de Comodoro Rivadavia están todos contaminados con metales pesados (según se ha difundido en los medios de comunicación) y la región central de Patagonia cuenta con el alarmante antecedente de ser uno de los mayores lugares del mundo, en proporción a la cantidad de habitantes, cuya población se enferma de cáncer. El deterioro del entorno natural se observa a simple vista, sobre todo con la salinización de los arroyos y la desaparición de la cobertura vegetal del suelo de los cañadones que descienden de las mesetas hacia la costa. Esto se ha difundido periódicamente, no digo nada nuevo, pero se lo acalla una y otra vez porque varias economías regionales subsisten en base a esas actividades. Pese al monto de dinero que se maneja en Patagonia y el reducido número de habitantes que somos, existe mucha pobreza, cuando deberíamos vivir como reyes.

Paraje argentino El Triana, situado junto al Alto Coyhaique chileno y en inmediaciones de Aldea Beleiro (fundada por el gallego Rafael Beleiro)

¿Que lugares nos recomendarías visitar?. Se que esta es una pregunta complicada, ya que a veces es mejor que según que lugares sigan como están (es decir cuanto menos se conozcan mejor).

Es cierto lo que dicen, existen numerosos lugares que es mejor que sigan aislados y solitarios como están. Muchos de ellos son increíblemente hermosos y valiosos por todo lo que contienen en cuanto a paisajes, o vestigios históricos y prehistóricos. No son muchos los que los conocen, aún entre los patagónicos. Por ejemplo, existen varios pueblos abandonados, del tiempo en que la colonización de Patagonia era igual a la del lejano oeste norteamericano, que están detenidos en el tiempo y son museos al aire libre. Sitios con arte rupestre (en Patagonia se remonta a 9 mil años antes del presente) existen centenares y centenares, pero son muy pocos los habilitados para el turismo. Todos, casi sin excepción, se sitúan en paisajes espectaculares.

El turista europeo es muy respetuoso y sabe valorarlos, en cambio, por comportamientos demostrados durante décadas, el local puede resultar muy peligroso para esos lugares.

Recomendaría los que ya están establecidos como turísticos: Bariloche y toda la comarca andina (lagos y bosques de San martín de Los Andes, El Bolsón, Esquel,etc.), Puerto Madryn y algunos pueblos y pequeñas ciudades costeras que son joyitas, como Puerto Deseado y San Julián (Santa Cruz) o Camarones y Puerto Pirámides (Chubut). Los pueblos y ciudades de las antiguas colonias galesas del Chubut: Trelew, Gaiman, Trevelin. Las zonas de ventisqueros y glaciares, como El Calafate o El Chaltén (Santa Cruz). También los bosques petrificados habilitados para el turismo, como el Ormachea en Sarmiento (Chubut) y el del norte de Santa Cruz, o las deslumbrantes Cuevas de Las Manos en el norte de Santa Cruz. Podrían existir más sitios turísticos, pero no están habilitados.

Hablando de tu Viejo Oeste, ante el volumen de datos ¿Debiste tener mucho trabajo en la recopilación de información?

Si, muchísimo trabajo, pero el que le continúa presenta el doble de información (“La colonización...”). En mis trabajos trato de presentar información inédita, que abunda y mucho, pero para obtenerla y procesarla se debe trabajar años y años, hurgando en la muy extensa bibliografía sobre Patagonia, visitando archivos oficiales (expedientes, mapas, informes, etc.) y recorriendo la región para entrevistar a su gente.

Cada libro que publico intento que realice un aporte válido, que presente aspectos hasta entonces desconocidos. No me interesa trabajar temas ya abordados por otros, sobre todo porque de ese modo también aprendo y conozco regiones sobre las que había poco o nada de bibliografía.

Respecto del tratamiento de la información, trato de presentarla ya digerida, en forma de relato, para que sea accesible para un gran espectro de lectores. Somos muy pocos los que realizamos trabajo de campo en el campo, en profundidad. En cierto modo ello nos favorece porque se trabaja más tranquilo y se evitan los “celos” profesionales y competencias que se generan en las ciudades.
Por mi forma de trabajo, es tanta la información que acumulo para cada libro, que siempre me quedan “excedentes” que me dan pie para elaborar y concretar otros libros. Así, de un libro principal, concreto uno o dos que funcionan como anexos.

En la Patagonia hay grandes nombres de personajes que han forjado la historia, Alejandro ha contribuido con a su trabajo a acercarnos a algunos de ellos como Julio Koslowsky Herpetólogo, colaborador del Perito, descubridor de meteoritos, historiador de los tehuelches, primer pionero en la zona del Valle Huemules. ¿Puedes contarnos un poco de él?

Koslowsky fue un personaje excepcional, pero no el único, ya que existieron muchos “grandes personajes” olvidados por la historia oficializada. Esos personajes actuaron en el tiempo en la que Patagonia era mayormente desconocida para la sociedad occidental y estaba siendo explorada (fines del siglo XIX, principios del XX). Fueron olvidados porque tras realizar sus enormes contribuciones al conocimiento de la región, se radicaron en Patagonia.

En este país, Federal en las letras pero Centralista en la práctica, lo que no pasa por Buenos Aires se podría decir que no existe. El porteño (léase habitante de la ciudad de Bs. As.) se caracteriza por ser bastante culto, pero no lo es con la realidad presente y pasada del interior del país. Es decir, al radicarse en una región marginal como Patagonia –más en aquellos tiempos-, fueron olvidados.

En “La colonización...” aparecen otros dos exploradores del Museo de La Plata y colaboradores del Perito Moreno, Eduardo Botello y Antonio Steinfeld, que exploraron la región entre 1888 y 1890, pero que también fueron olvidados por el mismo motivo. Ellos descubrieron sitios que posteriormente reexploró Koslowsky. Además, en el libro se incluye una muy interesante crónica inédita de sus exploraciones. Como ellos existen varios personajes más. Sus historias de vidas son inmensamente ricas, y hacen sentir a las nuestras como “viditas”.

Transcribo el encabezado del texto dedicado a Koslowsky, que resume un poco su historia de vida:

Julio Germán Koslowsky, naturalista de origen letón, es uno de los protagonistas de la historia de la Patagonia argentina que hasta hace pocos años no había sido debidamente reconocido. Fue uno de los tantos hombres de ciencia que trabajaron para el Perito Francisco Moreno en el Museo de la ciudad de La Plata y que en 1896 fueron enviados a la Patagonia para explorar los territorios que aún permanecían desconocidos, además de estudiar su flora, fauna y topografía con ojos de científico y delimitar el límite fronterizo con Chile.

Entre sus méritos, se cuenta el haber explorado el departamento Río Senguer; el ser uno de los dos primeros exploradores en alcanzar el extremo oeste del recóndito lago La Plata; el ubicar y trasladar al museo de La Plata el primer meteorito hallado en la Patagonia; el ser uno de los dos primeros hombres blancos en explorar la región del Alto Coyhaique (Chile); el ser el primer colono de Valle Huemules y el haber conseguido con su presencia el valle para la Argentina.
En cuanto a su labor científica, Koslowsky fue el primer herpetólogo de la Argentina (rama de la ciencia que estudia los reptiles), fundador de la colección de reptiles del museo de La Plata y en 1916 cofundador de la Sociedad Ornitológica del Plata. Entre 1896 y 1919 publicó numerosos artículos que avalan su labor científica. Koslowsky también fue un gran fotógrafo, y como tal, en 1896 tomó algunas de las mejores fotos que retratan a las tribus tehuelches del suroeste del Chubut.

Su fin fue similar al de muchos próceres de la Argentina, murió pobre y olvidado en su pequeña estancia de Lago Blanco.

Igualmente nos has acercado a Federico Escalada, hablas de la grandeza humana de tal personaje, te agradecería mucho si nos pudieras hablar de tus conocimientos del Sr. Escalada.

Federico Escalada fue un médico que abandonó Buenos Aires para radicarse en un pueblito perdido en medio de la Patagonia, Alto Río Senguer. Al poco de radicarse ingresó a Gendarmería Nacional (policía militarizada cuya función es cuidar las zonas fronterizas) con el grado de Comandante (equivalente a Coronel). Se dedicó a recorrer incansablemente todos los puntos de la región, a atender a su gente, que vivía muy aislada y carente de cualquier confort moderno.

De su trato diario con el gran número de tehuelches y mapuches que residen en la región lindante con Chile, concretó en 1949 un libro llamado “El Complejo Tehuelche”, que revolucionó la etnología y etnohistoria de la Patagonia. Amplió inmensamente lo hasta entonces conocido acerca de los tehuelches.

Una de las principales características de Escalada fue su excepcional calidad humana, por la que todavía es recordado con afecto. Por ejemplo, cuando pasó a ejercer el cargo de Ministro de Salud de la hoy inexistente Gobernación Militar de Comodoro Rivadavia (1944-1955), donaba a los indígenas la totalidad de su sueldo. O bien, más de una vez dejó plantada a su mujer cuando tenían que ir a una fiesta oficial, cuando se enteraba que a centenares de kilómetros de distancia un indígena necesitaba su asistencia médica. Partía de inmediato en un vetusto Land Rover para prestar ayuda. Escalada murió prematuramente, y dejó varios trabajos inéditos que su viuda perdió en alguna mudanza. Entre ellos un segundo libro dedicado a los tehuelches

Boliche del paraje Holdich (80 Km. de Comodoro Rivadavia)

Nos cuentas en tu libro ampliamente sobre las estancias de la zona, debe ser apasionante andar por Patagonia haciendo este trabajo, ¿Puedes contarnos un poco de las entrevistas que realizaste, alguna anécdota?

Llevo muchos años recorriendo estancias, pueblos y parajes rurales de la región central de Patagonia, aunque conozco la totalidad de Patagonia. Lo que más me atrae es ese mundo rural tan diferente del urbano, que conserva las costumbres del tiempo de la colonización, mezclada con la cultura de los indígenas.
Su gente, aunque en general sencilla y hasta algo rudimentaria, es muy sana en cuanto a sus valores. Aunque son cordiales con el desconocido, no lo aceptan de inmediato, pero una vez que se gana su confianza es como que a uno lo consideran parte de su gente.

Eso me ocurrió en varias regiones y resulta muy gratificante. Cuando uno se adentra en esos lugares y su gente, se siente como que se retrocede en el tiempo. Algunas regiones y parajes atrapan de tal modo, que necesito volver una y otra vez, aunque ya no tenga nada para investigar. Me pasa sobre todo con aquellas que eran asentamiento de tolderías tehuelches, ya que los paisajes son espectaculares y parecen detenidos en el tiempo.

En general corresponden a la zona de mesetas o serranías de centro del territorio, que combinan valles o cañadones en los que corren ríos y arroyos, circundados por pastizales y pequeños bosquecillos de agrandes arbustos. Según afirman ellos, esos sitios eran elegidos, porque además de contar con los recursos necesarios para la vida, por la energía que allí se concentra. Por eso mismo allí realizaban/zan sus ceremoniales rituales que se conocen como camarucos (en el caso de los tehuelches) o nigillatun (los mapuches).
No se si es casualidad o no, pero tras visitar esos sitios uno se siente revitalizado. Con los sitios que contienen arte rupestre sucede lo mismo. No por algo en esos lugares se emplazaron cascos y puestos de estancias y pueblos. Conozco varios de los sitios de tolderías (históricos) y de la prehistoria, pero me reservo su ubicación para que se preserven.

En la imagen se observa el arroyo Genoa (“amigo”, en tehuelche) en Choiquenilahue (“paso del avestruz”, en mapuche). Era un sitio de asentamiento semi permanente de tolderías tehuelches, y es el sitio donde comenzó la colonización del sur del Chubut, en 1890.

Por esta actividad se conocen lugares hermosos que de otro modo sería casi imposible de conocer. Me ha ocurrido que me inviten a quedarme en estancias o que me la presten para que vaya cuando quiera. Los asados de corderos (crías de ovejas) patagónicos son imperdibles, porque además de la comida conllevan una especie de ritual en las que se afianzan los lazos humanos. Los cascos de las estancias, que cuentan con todo lo necesario para la vida, se sitúan en los mejores lugares de cada campo, en cuanto a recursos naturales, lo que incluye lo paisajístico. Casi todas cuentan con abundantes vestigios arqueológicos, así que uno se puede entretener visitándolos o buscando “flechas” de piedra.

Eso si, si uno visita varias estancias y puestos de estancias en un día, puede quedar inflado como un globo. Existe una ley patagónica, no escrita, que establece que al visitante se le debe invitar con mate y el visitante no puede rechazarlo porque sería tomado como un desprecio. Tras varias visitas uno queda inflado de tanto líquido que se toma. Si al visitante no le dan mate, mejor que se vaya pronto, porque es señal de que no es bienvenido.

A la mayor parte de los cascos de estancias sólo se puede acceder en camionetas o Pick Up, porque se debe transitar por rutas de tierra o simples huellones abiertos entre los arbustos. Más de una vez rompí autos por meterme en esas huellas, o bien me quedé empantanado en el barro o la nieve.
En dos o tres ocasiones me ocurrió que me recibieron apuntándome con armas de fuego, creyéndome un ladrón de ganado. Pero tras las pertinentes explicaciones la situación se revierte y uno pasa a ser merecedor de la mayor consideración porque el anfitrión busca congraciarse ante la violenta recepción.
No se cómo sucede, pero en regiones rurales distantes entre si y muy poco habitadas (se pueden recorrer centenares de kilómetros sin encontrar un alma) saben de mí o bien de “un muchacho que está averiguando sobre la gente del lugar”, lo que resulta bastante favorable. Las noticias corren de un modo inexplicable. Cada vez que llego parece que me estaban esperando para contarme la historia de sus familias. En estos tiempos pareciera no haber mucha gente dispuesta a escuchar y aprecian que alguien se interese en ellos.


Bersabel Eylenstein, en el pueblo Facundo. Es nieta del cacique tehuelche Maniqueque y mujer de un hijo del fundador del pueblo (el español José Fernández)

En su libro Alejandro nos habla de los últimos caciques Tehuelches ¿Que opinas de lo ocurrido con las etnias originarias de Patagonia?, ¿Cómo está la reservación en el Chalía?

Hasta la llamada “Conquista del Desierto” (1879-1885) y la Pacificación de Araucanía en Chile, se podría decir que Patagonia era un territorio independiente de Chile y Argentina, gobernado por varias naciones indígenas. Recién tras las campañas militares ambos países pasaron a tener cierto control efectivo de Patagonia. Hasta entonces sólo habían existido en Patagonia tres pequeños enclaves argentinos (Carmen de Patagones cerca de la boca del río Negro, la colonia galesa del valle inferior del río Chubut y la factoría del marino argentino Luis Piedra Buena en isla Pavón, en el río santa Cruz) y uno chileno (Fuerte Bulnes y luego Punta Arenas en el estrecho de Magallanes), que para subsistir en parte necesitaban de lo que les proveían los indígenas por medio del comercio.

El pueblo originario de la actual Patagonia argentina es el tehuelche, los que según datos oficiales del 2004, son 4.300 de primera generación, distribuidos mayoritariamente en el sur de Chubut y Santa Cruz. Los mapuches de Argentina, descendientes de varios pueblos que originalmente tenían poco y nada que ver con esa identidad actual (pehuenches, manzaneros, ranqueles, salineros y parte de tehuelches) suman 76 mil. Parte de los tehuelches del norte de Patagonia hoy se dicen mapuches. Es que mapuche sería algo así como ser parte de los pueblos originarios de Patagonia, en contraposición a la sociedad nacional. Es un tema muy complejo y espinoso.

Los tehuelches están presentes, y aunque parezcan totalmente asimilados, conservan sus costumbres y una de sus tres lenguas. Los hoy llamados tehuelches en realidad eran cuatro pueblos culturalmente similares que hablaban tres lenguas emparentadas. Se caracterizaron por tener buena relación con el occidental, pero siempre fueron y son muy cerrados en cuanto a dar a conocer sus costumbres y ritos, para poder preservarlas. Cuando uno logra ser aceptado, penetra en un mundo fascinante. La mayor parte reside en el ámbito urbano, aunque los investigadores siempre los buscan en el rural. No quieren mucho a los investigadores de las Academias, porque según dicen, los van a ver y después publican lo que quieren.

A mí me ayudó para que me abrieran sus puertas, el enterarme de casualidad durante una de mis tantas investigaciones, que por vía de mi bisabuelo materno, desciendo de un importante cacique tehuelche. Mi bisabuelo materno, un gallego de Pontevedra, se casó con una nieta o sobrina del mismo. A partir del cacique estoy lejanamente emparentado con varios de los principales linajes tehuelches, lo que en parte me ayudó para ser aceptado, pero también a partir de que comprobaron que mi interés en ellos era real y respetuoso.
Un estudio genético realizado recientemente en Argentina, descubrió que el 56% de los argentinos tenemos sangre indígena de forma directa e indirecta. Más de un rubio de ojos celestes esconde sangre indígena.

El actual cacique Luis Quilchamal. De fondo se observa el valle de la reserva tehuelche del Chalía, en el sur del Chubut.

Hoy en día los tehuelches siguen presentes, aunque se crea lo contrario, y es un error afirmar lo que tanto se afirma –yo lo he cometido-, como: “el último tehuelche”, “el último cacique”, “los tehuelches fueron...”, “los tehuelches habitaban...”, etc., etc.
La gran mayoría de ellos residen en los pueblos y ciudades, sobre todo en el sur de Chubut y Santa Cruz. En el ámbito rural residen mayoritariamente ancianos inmersos en una cruel pobreza material. Históricamente fueron y son víctimas de todo tipo de atropellos. Si bien hoy en día la situación se está revirtiendo, ello se debe a sus propias gestiones, de su movilización, realizada en conjunto con los mapuches. Sus logros como pueblos originarios hoy en día resultan bastante significativos, pero todavía falta un largo camino por recorrer.
Los tehuelches dicen que su Nación se llama Aonikenk (“gente del sur”) y que comprende la mitad de Chubut y todo Santa Cruz.

La Reserva tehuelche del Chalía se está “mapuchizando” en su cultura, su gente está pobre y envejecida y de las 60 mil hectáreas originales, conservan 32 mil. Cerca existe otra reserva, la de Pastos Blancos-Loma Redonda, más pequeña también por obra de algunos vecinos e intrusos. En la zona además existieron otras cuatro reservas tehuelches y mapuches y una colonia, pero desaparecieron. La historia de cada una de ellas –hasta entonces inéditas- y de sus caciques, la reconstruyo en detalle en el libro “La colonización del oeste de la Patagonia central...”.
Igualmente nos hablas del Chubut de esa época como tierra violenta, los bandoleros, asesinatos y de un caso especialmente duro La Tranquera de los Muertos ¿Cómo conseguiste la información sobre los hechos?

Todas esas historias quedaron registradas en la memoria de los pobladores, en viejos periódicos de la época y en documentos oficiales. Los sitios donde sucedieron también se pueden visitar, y en algunos aún perduran algunos vestigios, como tumbas.

Aunque algunas regiones, entre fines del siglo XIX y las tres primeras décadas del siglo XX, eran más violentas que otras, se podría decir que regía la ley del más fuerte. Todos los hombres andaban con el revólver o un cuchillo en la cintura, siempre. Las historias violentas son incontables y, para darse una idea, basta imaginarse el oeste norteamericano que todos conocemos a través de las películas.

No exagero, esta región fue muy parecida. No por algo muchos de los pistoleros norteamericanos más famosos, como Butch Cassidy y Sundance Kid, se radicaron o vagaron por la Patagonia, aunque por aquí intentaron hacer vida de ciudadanos respetables. Un ejemplo concreto sacado de mi segundo libro: entre 1911 y 1945, cerca de Comodoro Rivadavia existió un pueblo llamado Cañadón Lagarto. Hoy en día de ese pueblo apenas queda un olvidado cementerio con 50 tumbas, en los que sus moradores murieron de balazos, acuchillados o congelados en tormentas de nieve. Los hechos de sangre son tantos que resulta imposible enumerarlos a todos y hasta sería monótono. Sólo una pequeña parte trascendió.
No tan famoso como otros Alejandro nos habla de Asencio Brunel de profesión “bandolero”...¿Cual es tu opinión sobre el bandolerismo?

El bandolerismo hoy en día tiene mucho de mítico y hasta un toque romántico, pero los que lo sufrieron no creo que les haya hecho mucha gracia. La región cordillerana, limítrofe con Chile, sufrió terriblemente el bandolerismo y de romántico tuvo muy poco. Queda muy lindo y es entretenido para la literatura o para las historias de vida, pero nada más. Los bandoleros eran personajes sombríos y marginales, que no resulta conveniente imitar en ningún sentido. Sus vidas no eran para nada agradables de ser vividas. En ciertas épocas y lugares, la propia policía estaba integrada en parte por bandoleros o agentes que llegado el caso actuaban como tales. Un ejemplo fue el de la Policía Fronteriza, que limpió la cordillera de bandoleros, pero tuvo que ser desarticulada por la gran cantidad de tropelías y abusos que cometieron.
Realmente hubo movidas pero, ¿No crees que algunos de los casos atribuidos a bandoleros fueron cortina de humo para tapar oscuros intereses, a veces vecinales, a veces de latifundistas?

Si, claro, lo de los 1.000 obreros huelguistas fusilados por el ejército argentino en Santa Cruz en 1921, en parte fue debido a ello, a que afectaban los intereses económicos de los grandes latifundistas. A esos obreros, integrados por muchísimos europeos, sobre todo españoles, entre otras cosas se los acusó de bandoleros para justificar sus muertes. Por ejemplo, en la zona de Lago Blanco, una de las que aborda “El viejo oeste de la Patagonia”, algunos de los asesinatos parecen responder a esos intereses. Se acusó de asesinato a bandoleros que nunca se encontró, pero casualmente las tierras de los muertos quedaron en manos de grandes terratenientes (disimulado a través de individuos que prestaban sus nombres para que figuraran en los permisos de arrendamiento o títulos de propiedad). Lamentablemente existen bastante estancias que se formaron a partir de muertes violentas, eso era muy común. El problema es que resulta muy difícil darlo a conocer porque los descendientes de los apropiadores, que no tienen nada que ver con el comportamiento de sus ancestros, aún las conservan. Me parece que en ese sentido, la mejor forma de reflejarlo es a través de la literatura.

Duendes patagónicos.

¿Sigues publicando tus dibujos y fotografías?

Publico fotos y dibujos algo espaciadamente. Me dedico casi exclusivamente a realizar ilustraciones a pedido, para revistas, libros o páginas web. El problema es que casi no existen medios en los que publicar. A los periódicos regionales no les interesa dar espacio a los autores de la región. Es que algunos de los principales medios gráficos son bastante limitados en todo sentido, ya que hoy en día se enfocan casi exclusivamente hacia la rentabilidad relegando la calidad o amplitud del contenido (no siempre fue así). En parte se debe a que sus directivos no valoran y aprovechan debidamente la capacidad de sus propios empleados y posibles colaboradores.
Los diarios que realizan lo contrario son los que se editan en el norte de Patagonia, como el Río Negro y la Mañana del sur, de gran tirada, excelentes tanto en la amplitud de información que publican, el tratamiento que le brindan, la cantidad de páginas y los suplementos que editan.

De fotografía tengo pendiente realizar al menos cuatro exposiciones con igual número de series. También, al menos dos de ellas, me gustaría darles formato de libro, pero los costos actuales no me lo permiten.

Ahora en el libro dedicado a la toponimia tehuelche de la Patagonia central, voy a incluir una larga serie de fotografías que ilustran los topónimos. Es como que resumen largos años de recorrer Patagonia. Cuando comencé a viajar y tomar las fotos no imaginaba ni remotamente que me servirían para un libro de esas características.

Hace poco una periodista de no recuerdo que medio de Madrid, me contó tras entrevistarme que varios de mis trabajos digitales los utilizan en cátedras de una universidad de arte de Madrid.
¿Puedes contarnos tus proyectos y en que andas trabajando actualmente?

En la actualidad estoy dándole los últimos retoques a los textos de tres libros nuevos y dos reediciones ampliadas, además de hacer fotografías e ilustraciones por placer. Tengo pendiente realizar al menos una exposición, en Buenos Aires, de fotografías digitales cuyo resultado es bastante cercano a ilustraciones-pictóricas. Estos trabajos, por sus características, creo que funcionarían muy bien en Europa o Estados Unidos. En realidad me gustaría hacer muchísimas cosas, pero no se puede todo. Ahora estoy tratando de aprender a bailar tango, por puro placer.

Realmente también ha sido un placer conversar con Alejandro Aguado, quien para acabar nos regala un sugerente texto:

A continuación les agrego un breve texto que surgió tras una charla con el escritor Ángel Uranga. Conversábamos acerca del silencio, de cómo pasa a formar parte de la gente del ámbito rural.

LOS HOMBRES DEL SILENCIO Por: Alejandro Aguado

Se preguntaba como reflejar el silencio, qué palabras, qué frases serían las adecuadas. Por más que le daba vueltas, y lo intentaba una y otra vez, lo que conseguía no lo satisfacía.

Llevaba años recorriendo el paisaje patagónico, y aunque lo deslumbraba y revitalizaba el verde del bosque cordillerano, regresaba con insistencia a los parajes varados en las solitarias y desamparadas mesetas ventosas, tendidas como prólogos entre la costa y las montañas. Se sentía como un barco sin timón a merced de los caprichos del mar, sólo que su mar era una tierra inabarcable, con el horizonte chato y azulado de lejanía. El influjo del paisaje desprovisto y su gente de largas pausas, palabras medidas y aparente aire de ausencia, le ganaban la voluntad. Le atraía esa calma nacida del contacto diario con lo esencial.

No le importaba destartalar su automóvil en las huellas pedregosas que lo adentraban en el silencio hondo, lacerante. Allí donde perduraban los vestigios de los hombres del pasado, las ruinas de las viviendas de los colonos olvidados o las indescifrables pinturas milenarias estampadas en rocas recónditas, se sumergía en el paisaje. Se sentaba en algún recoveco y se entregaba al ritual íntimo de tomar mate, que era su instrumento para desligarse de sí mismo. Se dejaba envolver por los colores, los contornos, el aire, el sol, los aromas salvajes, transportar por el silencio de la nada hasta sentirse parte del todo.
Era como entrar en comunión con la fantasmal presencia de los antiguos, que le hablaban desde su ausencia con palabras de naturaleza. Esos momentos eran los que daban sentido a su vida, y para lo que los urbanos era vital, para él había dejado de serlo. La ciudad y su mundo se le habían transformado en una prisión sin sentido, esclavizante.
Comenzó a olvidar su existencia anterior, y la gente que frecuentaba también lo olvidó. Se exilió del ruido exterior, y todo en él se volvió silencio, y fue la manera perfecta de expresar el influjo de esa tierra.

MUCHÍSIMAS GRACIAS ALEJANDRO.