martes, junio 17, 2008


PATAGONIA – CATALÁN
UN LIBRO


Catalán…, lengua, apellido, gentilicio, hasta hay quien lo usa como insulto…

Dejen que este que les escribe, catalán de nacimiento y patagón vocacional, les cuente de un libro “singular” donde los haya.

En este blog les he hablado bastante sobre libros de temática patagona, libros en el 95% de los casos escritos por argentinos o chilenos, chilenos o argentinos, libros en su mayoría imposibles de encontrar en Catalunya.
Hoy va a ser a la inversa, les voy a hablar de un libro catalán imposible de encontrar en Patagonia, ¡¡¡por decir que ni tan siquiera está traducido al castellano…!!!


Josep Pla, (importante autor de la literatura catalana), nos ofrece en este libro tres extensas entrevistas a otros tantos personajes de la burguesía catalana de finales del XIX, principios del XX.
La que a nosotros nos interesa es la titulada Un Senyor de la Terra del Foc en la que leemos las vicisitudes de Jacint Puget (1879-1969), culto y adinerado personaje que fundó dos estancias de nombre La Catalana, la primera por San Julián (que vendió al finalizar la Primera Guerra Mundial) y más tarde otra en Río Grande.

La entrevista fue realizada por Pla el año 1960 y nos descubre a un personaje que vivió y conoció la Patagonia y la Tierra del Fuego del siglo XX. Su primer viaje lo realizó en 1914 y por más de cuarenta años anduvo yendo y viniendo de Europa a Patagonia y Tierra del Fuego.

(NOTA. Vale la pena recordar que “La Catalana” fue también el nombre del burdel de San Julián, en el que el 17 de febrero de 1922 militares dirigidos por el coronel Varela intentaron distraerse siendo sacados a escobazos al grito de: "¡Asesinos, ladrones, con ustedes no nos acostamos!")

Josep Pla nos invita a leer las palabras de Jacint Puget sobre Patagonia.


Nos cuenta admirado de los fiordos chilenos, de la cordillera, de los bosques petrificados, de los alacaluf, de los hechos del 20 (desde un punto de vista diametralmente opuesto al de Borrero). Cita a los inevitables Braun, Menedez y Blanchart. Cuenta de las diferentes idiosincrasias, nacionalidades y condiciones de quienes se radicaron en Patagonia durante los primeros años del siglo XX. Incluso en sus coqueteos con la poesía, Puget (Wagneriano confeso) se atrevió con una “Oda a la cacería del ñandú”.

No voy a traducir las 170 páginas de la entrevista pero aquí les ofrezco una pequeña muestra. Por ejemplo, cuando Puget nos habla de la belleza de la cordillera dice:

…Por los alrededores de los grandes lagos, en años pasados también se encontraban muchos huemules y cóndores. Pero como estos animalitos (huemules) eran unos angelitos y no tenían miedo dejaban que el hombre se les acercase y así los blancos hicieron una exterminación terrible.
Los colonizadores, dominados por la obsesión exclusiva de ganar dinero, han destruido grandes extensiones de bosques de ñires, coihues y otras especies arbóreas magníficas. La locura de poner ovejas en la pre cordillera ha llevado a quemar inmensas extensiones de árboles.

Madsen en su Patagonia Vieja comenta prácticamente lo mismo. Madsen era muy pobre cuando emigró a Patagonia, Puget era hombre adinerado, pero ambos coinciden en ciertas opiniones.

Puget remata con una afirmación contundente:

Mi convicción es que por su cualidad, la flora y la fauna silvestre de la Patagonia, son hoy día infinitamente superiores a la fauna humana que habita en aquel país…

(Pido sepan interpretar el momento, el lugar y la condición social de Puget ante tan radical afirmación)


Nos habla de de pinturas tehuelches, (puede que Puget viera estas de la Estancia la María ya que está “cerca” de San Julián).

Dice:

También hay cuevas con pinturas rupestres, no tan finas como las de Altamira, el Cogul y la Dordoña. Son huellas de manos, la izquierda y la derecha puestas muy juntas. Los colores son rojos, azules, amarillos…

En la entrevista pone a parir a Irigoyen y contradice totalmente lo dicho por Borrero sobre el juez Viñas al que define como: “ladrón de camino real que fue a parar al juzgado de Río Gallegos castigado por depredaciones cometidas en oficinas del Norte del país…”

Coincide con Asencio Abeijón cuando describe como desembarcaba la gente en Comodoro (en más de una ocasión a lomos de un fornido marinero) o cuando nos cuenta de la amabilidad y el respeto de la gente de Patagonia, de que si una chata abandonada cargada en pleno campo podía pasarse un mes entero en la huella sin que nadie se llevara nada.

Leyendo este magnífico libro descubrimos curiosidades históricas como el origen catalán de la “saga de los Montt” (en su origen el apellido era Mon), vean lo que encontré en Internet al respecto:

El linaje de los Montt es oriundo de San Pedro Pescador, pequeña población que se alza en las costas catalanas. Es un alegre pueblo, perteneciente a la provincia de Gerona. "Allí nació José de Montt y Rivera, pasando a Chile en el siglo XVIII y fundando la familia cuyos descendientes existen hasta la fecha".

(Decirles que Sant Pere Pescador es un pueblo ubicado a unos 50 kilómetros de Girona, que es desde donde les escribo)

Más adelante…suculento, muy suculento es lo que cuenta Puget de Varela con el que coincidió en el barco Bartolomé Mitre en el viaje de vuelta a Bs. As, tras la primera misión del militar en Patagonia.

Dice Puget:

Varela me pareció un militar muy burocratizado y como tal tenia un desprecio absoluto por toda persona que trabajando se gana la vida. Le pregunté que impresión le había causado la visita, me contestó que los estancieros con su egoísmo tenían la culpa de todo y ellos eran los responsables del alzamiento. Varela fue a Patagonia con una concepción apriorística de la situación y volvía como si no se hubiera movido de su apartamento de Buenos Aires. Esta es una de las más vivas tradiciones que los conquistadores han dejado en América: la irrealidad, la pedantería. En este caso la irrealidad resultó carísima…

…Estas inmensas extensiones vivieron durante un largo período en estado de huelga permanente, por puras razones de amor propio y “puntiglio”. La cuestión era no entenderse.

Nuevamente Puget coincide con Madsen y si han leído a Bayer comprobarán como coincide con la descripción del “estado de ánimo” de Varela en su primera visita a Patagonia…

Puget nos cuenta que: habiéndose vendido La Catalana continuó viviendo en San Julián siguiendo la situación con mucho interés y con espíritu de suavizar las cosas lo que le permitió asistir a las reuniones de los obreros y a trabar una buena amistad con Primus (dirigente sindical de San Julián) al que define como un hombre sensato.

Dice Jacint Puget:

La cuestión, amigo Primus, es que no salgáis de esta situación con las manos en la cabeza (detenido). Hoy tenéis al presidente detrás, pero también se podría dar el caso que llegase el día en que este inepto cambie de criterio, no sería el primer caso. Podríamos ver la llegada de un ángel exterminador que pusiera fin al desorden actual

Primus invito a Puget al primero y último de los “actos públicos” del catalán como orador en el cine Aquila de San Julián…Un desastre…no he reincidido en el arte de la oratoria…comenta don Jacinto

Y dos párrafos más abajo cuenta Puget:

Al poco tiempo, mi amigo Primus murió fusilado por las tropas del coronel Varela. De nada le sirvió ser un buen hombre y un buen cristiano

Nuevamente comprobamos el cambio de estrategia del “burócrata” Varela. Lo contó Bayer, lo cuenta Puget, ¡¡¡las coincidencias no son casuales!!!

Sigamos de paseo con Jacinto Puget “al otro lado del Mundo”…


La Cueva del Milodón (el Mcguffin de Chtawin),

Como pirueta final de esta entrada dejen que les traduzca lo que cuenta Puget del Milodón y de Onelli (mucho antes de que Chatwin publicara se famoso libro)

Escribe Pla:

Otro infundio del que se hizo eco la prensa argentina fue el de la existencia de milodones en los lagos de la cordillera. Un buen día el sabio zoólogo Clemente Onelli publicó en La Prensa la noticia de que se había visto un milodón en aquellos lagos. En Buenos Aires se produjo el natural revuelo, se crearon comisiones para reunir dinero y organizar la captura del animal. Dado que el oficio de aventurero de paga es un oficio envidiado por mucha gente, salieron de la capital cuatro o cinco grupos de expedicionarios dispuestos a jugarse la vida con tal de capturar un animal antediluviano para el Museo de la Plata. Pasaron dos o tres meses yendo de un lado a otro buscando al Milodón, dándose la gran vida y descubriendo nuevas tierras pero al final volvieron con las manos en los bolsillos asegurando que habían corrido grandes peligros pero que el animal había desaparecido. Creo que fue el enredo de algún criollo siempre dispuesto a levantar la camisa a los de la capital. El sabio Onelli quedó desanimado y perdió el prestigio…

Uuufff, a la que me lío con los libros de Patagonia “no hay maneras de encontrar la coda”, así que voy acabando…el libro termina con las siguientes palabras:

Es triste tener que llegar a ochenta años para acabar de convencerse de que eso a lo que llaman “mundo” es una insignificante y delirante locura

2 comentarios:

paola dijo...

fantástica entrada. muy interesante. anotado. besos

Beatrice dijo...

Hola queridos guanacos: mi padre era vecino de La Catalana y mi madre me dice que fue amigo del dueño. El construyó la estancia Las Hijas en la Tierra del Fuego y vivió allí desde 1930 a 1953 justo el mismo año en que el dueño de la Catalana regresó a España. Estuve leyendo un artículo del País en internet,donde otra persona investiga su vida en Tierra del Fuego para escribir un libro.
Me maravillan estas historias, pues pienso quela vida de mi padre también merecería un libro.
Gracias guanacos por traer esta historia.
Un abrazo