viernes, noviembre 14, 2008


PATAGONIA – PASEO EN KAYAK
UNA TARDE CON SUSPENSE

Llegamos hasta aquí paseando tranquilamente…si bien el paseo no fue “a pata”…

Fue remando en kayak en compañía de Pablo…ni que decir tiene de lo que uno disfruta con algo así.

El cadáver de un ballenato nos dio la bienvenida, por desgracia durante esa estada en Península (primavera del 2007) este no fue el único que vimos.

Nos dedicamos a pasear por el acantilado observando las “esculturas” de la naturaleza…

La tranquilidad que se respiraba ayudó a olvidar el “susto” que nos habíamos llevado unas horas antes…cuando, tras comer un sándwich en la hermosa y absoluta soledad de Playa Larralde, al ir a iniciar el regreso a Pirámides…encajamos la camioneta en la arena. Les ahorro batallitas, pero nos fue de un pelo (de lobo) que no nos quedamos a pasar la noche en Larralde…

Pero, ese iba a ser un día de avisos patagones…

Iniciamos vuelta a Pirámides cuando…


…un lobito curioso vino de visita. Sin darnos cuenta, distraídos con su presencia, la corriente...


Nos había alejado de la protección de la costa y pasó...
Lo que siempre puede pasar en Patagonia…

Estando en el centro de la bahía de Pirámides (imprudencia) en cuestión de un par de minutos, tras tomar esta foto…se levantó un viento que iba a poner a prueba nuestra resistencia.

En nada, esas tranquilas aguas empezaron a levantar “espumitas” y lo que en una barca es divertido, en kayak…es otro cantar. El viento soplaba en contra y las “espumitas” pasaron a ser olas por lo que no hubo más remedio que tirar "proa derecho a Pirámides".
Mira que siempre me alegro cuando llego a tan sensacional lugar…pero esa tarde, cuando por fin desembarcamos en la playa, ¡¡¡me tiré en la arena!!! como agradeciéndole que estuviera “ahí”.

Por segunda vez en una jornada nos fue de un pelo aunque este fue un aviso realmente serio, fue una rotunda lección de que en según que actividades, el exceso de confianza es el peor de los enemigos…

Unos días más tarde, en Puerto Deseado, no se si fue exceso de confianza o directamente una temeridad ya que la cosa no estaba como para salir hacia La Isla de los Pingüinos, pero lo cierto es que salimos.

El viento se alió con el mar y a la vuelta (si, otra vez a la vuelta), como enfadados por hacer oídos sordos a sus avisos me dieron el peor de los muchos y hermosos regalos que hasta la fecha me he llevado de Patagonia...aunque eso es otra historia.

3 comentarios:

Mike dijo...

nice pictures, but need a translator

Francisco Méndez S. dijo...

El mar o la mar, suele ser de peligro si se confía . Pasaron un susto. Me gustaría viajar con ustedes.

Matvi. dijo...

Como el canto de las sirenas...