lunes, julio 02, 2007


PATAGONIA – UNA TARDE ENTRE BALLENAS

Si hace nada les invitaba a embarcar para volar sobre glaciares, hoy les invito a embarcar en la playa de Pirámides...En la semirígida que pilota Fernando Alonso (enésima casualidad patagona), el mejor piloto, capitán…de Puerto Pirámides.

Las imágenes corresponden todas al mismo avistaje, es lo que podría ver cualquiera que vaya, ni que sea por una sola vez.

En cuanto a imágenes se refiere no es el más espectacular de los avistajes que hemos hecho, pero si fue extraordinario por el extenso repertorio de “gestos” que contemplamos. Les pido sean comprensivos con las fotos, verán que las hay de movidas, es tal cual salieron.

Vamos allá…ajústense el gorro.

Cielo encapotado, última hora de un día fresquito, el suave viento del oeste nos venía de cara coloreando de rojo “ nuestras narices goteantes”

Pronto nos encontramos con esta primera maternal y (movida) imagen.

El ballenato andaba jugando con su paciente mamá…pronto se acabaría la tranquilidad.

Hace años desde los acantilados cercanos a Pirámides estuve observando lo mismo que ahora les mostraré desde pocos metros

Repasando encontré la del momento en que una gaviota inicia el asedio a la cría. El ballenato tenía una herida a la cual acudía esa “rata voladora”. Cada vez que el pequeño salía a respirar la gaviota traicionera se posaba en su lomo provocando con sus picotazos que ese pequeño gigante se estremeciera en evidentes gestos de dolor.

Hija de pu…pensaba.

Con tal de sacarse de encima ese odioso “mosquito” las ballenas hacían lo que fuera y tal como comprobé años atrás…trataron de huir,


Saltaban como queriéndolas intimidar.
Lo siento por la imagen, llegué tarde, está movida…pero es la única rescatable de sus series de saltos. Una vez más insisto, quiero respetar la cosa tal y como fue…al menos aún se aprecia la blanca barriga de la mamá…cuendo pulsé el disparador, la ballena “volaba” girando sobre sí misma

El pequeño la imitaba, golpeaban con sus colas como enfadadas…no había manera.


Mamá observaba impotente como esa pesadilla alada torturaba a su hijo.

Observen como la gaviota impasible ante la presencia de ese enorme masa de grasa y sentimientos maternales clava su pico bajo el agua.

Era desesperante…¿Es cruel la naturaleza?


El pequeño buscaba la protección de mamá, se escondía bajo su cola hasta que debía salir a respirar (observen sus orificios nasales completamente abiertos, mientras mamá parece besarle). Parece como buscar su consuelo…fíjense que aunque borrosa allá a unos metros continuaba la amenazadora presencia de ese parásito dañino.


Finalmente llegó la calma, satisfecha la gaviota se alejó y por fin el ballenato pudo relajarse descansando panza arriba sobre la barriga de mamá…igual estaba intentando curarse de las heridas.


El sol iba bajando y llegó la hora de regresar…en el camino aquí y allá siluetas de colas y aletas parecían despedirnos…

Ya casi llegando a puerto (en este caso al tractor)…Otra dúo mamá-ballenato parecían danzar al son de la música del universo…seguramente el pequeño ya había cenado y mamá poniéndose panza arriba le decía que por hoy ya es suficiente alimento…ese pequeño sería la fortuna para el lechero del barrio…


Pero de repente…como si del final de una mala película de terror se tratara…insinuando un preocupante Continuará…


La paz del atardecer se vio amenazada por una inquietante silueta…

No quiero arruinarles el final de la película pero les cuento que la gaviota…

Pasó de largo.

Termino con un par de recomendaciones y unas sabias palabras:

El libro “Entre Ballenas” de Roger Payne…(vaya casualidad…otro nombre con doble sentido a pesar de la y).

E igualmente recomendable es el documental auspiciado por el Instituto de Conservación de las Ballenas titulado La Voz de Las Ballenas. Dirigido por Santiago Torme es un excelente trabajo del que quiero destacar unas palabras de Vicky Roundtree:

Trato pasar por la vida sin hacer demasiado ruido, sin levantar mucho polvo…

Sus amigas las ballenas francas, haciendo honor a su apellido ayudan a tratar de entender esas palabras ya que…

Estar entre ballenas es un enorme baño de “humildad”

NOTA:

Agradecemos de todo corazón las palabras que nos dedica Beatriz en su blog.

Vaya por delante que su trabajo es extraordinario, hace rato tiene nuestro premio.
Sin ánimo de parecer desagradecido y partiendo de la base de que no soy nada amigo de estos “inventos piramidales”… Ya que “de premios que hacen pensar” hablamos, humildemente les ruego que…

¡¡¡Dejen que me lo piense!!!

2 comentarios:

Roxana dijo...

Hola, trabajo en el ICB y llegue a este blog buscando el libro entre ballenas y no pude creer cuando lei tu comentario sobre la voz de las ballenas, quien sos?

El Guanaco Volador dijo...

Hooola Roxana

¡¡¡Que pequeño es el mundo!!!

Gracias por la visita.

Te escribimos un mail al ICB respondiendo a tu pregunta.

Dos abrazos y cuatro besos