domingo, enero 21, 2007


PATAGONIA – BAHÍA CATALINA
La Patagonia desbordante.

Bahía Catalina desborda, por su belleza y por su ubicación.

Para situarnos (en lo físico)...aquí abajo a su izquierda está Catalina

A orillas del Chelenko, a unos siete kilómetros del Cruce del Maitén, por lo tanto cerca del Baker, de los lagos Bertrand, Plomo, Negro etc...Igualmente a “patagónico tiro de piedra” del Leones, de Tranquilo, del Exploradores. A tus espaldas el C.H.N. y los glaciares del Cordón Contreras y al otro lado del lago pero igualmente cercanos Guadal, La Veranada, las Llaves.

Para situarnos (en lo anímico)
Ya no sabíamos en que día vivíamos (llegamos a Catalina dos días más tarde de lo anunciado). Esos días en Catalina iban a añadir más riqueza y profundidad a nuestro conocimiento, por no decir amor incondicional por Patagonia

Hoy no vamos a hacer ni un solo kilómetro de ripio, les invitamos a dejar el equipaje, instálense en la cabaña y luego salimos a pasear por los alrededores.

Antes les presento a nuestros amigos Marce y Manuel, Manuel y Marce dos jóvenes pertenecientes a una especie de “juventud” que hace años se extinguió en el mal llamado “primer mundo”.Con vientipocos años son padres de cinco hijos y como les dije anteriormente son herederos del profundo amor que sentía Álvaro por ese rincón de Patagonia.

El quincho que hace tres años vimos “nacer” albergó nuestras cenas y desayunos con Marce, Manuel y el más reciente NYC de aquellos pagos Manuel Álvaro de poco más de un mes de vidita.

Marce, (sus rasgos son Ríos por los cuatro costados), nos contaba cuando de pequeña en Catalina, de los baños de Álvaro en las gélidas aguas del lago allá en la Capilla. Su esposo Manuel es guía de montaña, con una sonrisa perenne su gesto recuerda mucho a un buen amigo por desgracia ya desaparecido.

Se nota que son personas conscientes del “ser Patagón” y por suerte en Catalina el relevo generacional garantiza autenticidad. Conocen bien toda la zona y nadie mejor que ellos para asesorarles en el montón de actividades que desde Catalina pueden realizar.

Las personas y el lugar, otra vez paisaje y paisanaje los dos elementos indisociables.
¿Vamos a pasear?

Allá al fondo alguien acababa de pasar por Las Llaves Chicas.
En Bahía Catalina la tranquilidad y el silencio solo se rompe con los graznidos de cachañas y bandurrias. Algunos ejemplares de cauquenes han elegido el lugar para instalarse y hasta los ruidosos teros juegan al despiste para proteger sus nidos.

Una pequeña península protege una playa de arena finísima donde el agua tranquila y transparente te hipnotiza. Sentados en esa playa observando a los cauquenes se oía el golpeteo de un carpintero, minimalista banda sonora para un momento mágico, allá en el “penúltimo recodo del Chelenko”.

Mirando hacia el Sudeste, el lago nos muestra ese pasillo de agua fruto de los hielos milenarios. A la derecha de esa isla está Guadal y de seguir hacia el fondo a la derecha llegaríamos a Chile Chico y Los Antiguos.

Esos dos enormes y hermosos cipreses son buen sitio para que la cachaña practique el “avistamiento de humanos”

Las vacas de un vecino son el mejor jardinero. Pasamos el rato observando como ese dúo hombre – can movían a su antojo ese grupo de podadoras de cuatro patas. Nunca tan cierto que para según que trabajos un buen perro vale más que cuatro hombres. Allá atrás, un pequeño salto de agua origina un arroyuelo que discurre por el bosque camino del lago, más y más pequeños detalles que hacen de Bahía Catalina un lugar totalmente aconsejable para quien viaje por el Chelenko.

Llegarán molidos tras pasarse el día persiguiendo la belleza de esos lugares, pero no se preocupen les espera el calor de ese lugar desbordante.

Una vez reposen en esa confortable cama de la cabaña no se olviden de abrir las cortinas, el espectáculo celeste les acompañara hasta que el sueño se funda con la realidad...
Felices sueños y que descansen.

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