sábado, enero 14, 2006


Cerro Castillo




RUTA AUSTRAL DE COYHAIQUE A CALETA TORTEL


1ª Parte


CAMINO DEL LAGO CHELENCO HASTA EL SALTÓN DEL BAKER


Chelenko, General Carrera, Buenos Aires…diferentes nombres para una misma maravilla, a Dios se le fue la mano al “construir” ese lugar

El Lago es un mar interior rodeado de montañas cortadas por el hielo, lagos y ríos fruto de los numerosos glaciares que descienden del Campo de Hielo Norte, el imponente San Valentín, y los fascinantes bosques de lengas y ñires.

Saliendo de Coyhaique, en el camino pasamos por El Portezuelo Ibáñez encajonado entre montañas, El Cerro Castillo que hace honor a su nombre con sus almenas cortadas a hielo. Esos primeros 100km. son de asfalto y a partir de Villa Cerro Castillo, la Austral recobra su personalidad en forma de ripio. Muy cerca se puede visitar el Monumento Nacional Manos de Cerro Castillo, monumento así mismo a la codicia humana ya que en dicho yacimiento se aprecian perfectamente las huellas del expolio.


A continuación el Río Ibáñez con su fantasmagórico paisaje tras la erupción del Hudson, el Cajón Cofré, el mirador sobre el Murta y tras haber recorrido unos doscientos kilómetros de Ruta Austral llegamos a la ribera del gran lago. Poco después Puerto Tranquilo con la extraordinaria Capilla de Mármol y el Glaciar Exploradores.

Desde Tranquilo se observa en la otra ribera del lago el Paso de Las Llaves o de La Llave, camino de Chile Chico y Los Antiguos donde el lago se abre a la estepa argentina mientras el Jeinimeni hace de guardián.

Cruzaremos el Desagüe y pronto llegaremos a Bahía Catalina, pararemos, veremos lo que hay y continuaremos con la segunda parte de esta ruta…por la Ruta Austral.





Los efectos del Hudson en el Río Ibáñez

Era Domingo y muy cerca de aquí Don Miguel y su hijo estaban parados en plena Ruta Austral esperando que pasara alguien para acercarles hasta el cruce de Puerto Murta.

Habían pasado el fin de semana ayudando en el campo de un pariente y en el trayecto le preguntamos por la erupción del Hudson…lo que más le impresionó fueron los relámpagos y la oscuridad. Fue realmente devastador, lo que le decía de la Mano de Dios.

Durante varios kilómetros la R. Austral discurre sobre las cenizas compactadas de la erupción, mientras a los lados asoman unos centímetros los antiguos postes de las alambradas.


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