DE FUTALEUFÚ A COYHAIQUE (RUTA AUSTRAL NORTE)
El siguiente “paseo” que les cuento nos llevó siete días en los que recorrimos unos 1.300 Km. (la mayor parte por la Ruta Austral) y navegamos casi doce horas a Laguna San Rafael.
El siguiente “paseo” que les cuento nos llevó siete días en los que recorrimos unos 1.300 Km. (la mayor parte por la Ruta Austral) y navegamos casi doce horas a Laguna San Rafael.
Futaleufú
Futaleufú (Río Grande) a orillas del mismo río, (famoso por sus rápidos), es un pueblo situado en plena Cordillera. Había estado lloviendo todo el día, y la “teta” no asomaba, de modo que el tiempo no iba a cambiar. La teta es una montaña que si aparece despejada según los del lugar el tiempo va a estar bueno...
En Futa, tuvimos una de esas citas que se recuerdan, nosotros llegamos esa tarde de Trevelin e íbamos a encontrarnos con Santi en el Madreselva para bajar hacia Coyhaique.
Tras cruzar la frontera, llegamos y llamamos a la puerta del Madreselva, todo estaba “sospechosamente” cerrado...resultó que había elecciones municipales en Chile y todo estaba closed...por suerte la dueña nos dejó pasar e instalarnos en su casa.
Debían ser cerca de las seis de la tarde, al ser jornada electoral parecía más bien que se hubiera declarado el toque de queda. Las calles embarradas y vacías, solo un par de perros y un carabinero. Por el aspecto de Futa me vino a la memoria la película Los Vividores, creo recordar que es de Altman.
Mientras esperábamos estuvimos con los nietos de Rosa, el pequeño de unos tres años era un terremoto, la única ropa que llevaba eran los pañales y corría descalzo por la fría sala que hace las veces de comedor y bar.
Al rato llegó Santi, llevaba tiempo intentando arreglar esa cita con el, ya sea por mail o por teléfono hacíamos broma: “oye Santi que te parece si quedamos en Futaleufú el día tal y nos tomamos un café”.
Y ahí estábamos, gran momento, tras los abrazos de rigor y comentar como nos iba el viaje, Santi nos dice “tengo algo que contaros...Álvaro se suicidó”.
Álvaro fue la primera persona que hizo que Patagonia se convirtiera para nosotros en algo más que glaciares, ballenas y hermosos paisajes. En realidad nuestra primera visita a Coyhaique gracias a él y a Miriam, y por supuesto a Santi y Chus fue de lo mejor que nos ha pasado en la vida.
Era un placer añadido saber que volvías a Coyhaique para reencontrar a gente como ellos, ese año iba a ser diferente.
Esperando la hora de cenar, salimos a pasear tomamos unas gaseosas, seguía lloviendo, volvimos al residencial y estuvimos mirando sobre el mapa lo que íbamos a hacer. Eso de tener el mapa extendido sabiendo que estás en uno de esos puntitos es un gusto...
Hubo que convencer a Santi que de ir a Chaitén nada de nada, y más visto el tiempo. Fue una buena elección ya que nos permitió tener más tiempo para visitar el Queulat.
La jornada acabó durmiendo en una habitación a 8 grados de temperatura y con una humedad del 200 por cien.
Al día siguiente Recorrimos los 79 Km. que van de Futa a Villa Santa Lucía en el enlace con La Ruta Austral. Es un tramo precioso que discurre por la selva fría, resigue el Futaleufú y bordea los lagos Espolón y Yelcho ...llovía y hacía frío.
Paramos a comer en Villa Santa Lucia y compartimos comida y charla con Pablo Carrasco, encargado de Tompkins en el Pumalín. Venía de visitar la Estancia Chacabuco que acababa de adquirir el millonario. Se da la casualidad de que el hijo de Pablo fue uno de los supervivientes de una trágica expedición al San Valentín.
En el trayecto una chica andaba en bici haciendo toda la Austral, nos dijo que había quedado con su novio ¡¡¡en Ushuaia!!!...
Y seguimos viaje para hacer noche en Puerto Puyuhuapi, pueblo encantador
Puyuhuapi significa Isla de los Puyes, especie de pescaditos muy apreciados en la región que recuerdan a las angulas.
Nos instalamos en Casa Ludwig, construcción de madera de estilo alpino, con unos suelos pulidos sobre los que podías patinar. Paseamos por el pueblo, esa tarde el ganador de las elecciones invitaba a los vecinos en una especie de centro social...más tarde cenamos en el Rossbach.
La habitación tenía una ventana con vistas al Fiordo Puyuhuapi que fue la primera visión del día siguiente. Por la noche había nevado y se veían las montañas cercanas con una fina capa blanca que descendía hasta muy baja altura (más tarde subiendo al Queulat paseamos entre nalcas cubiertas de nieve patagona.
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