jueves, febrero 02, 2006
Guanaco
Cola Navegando
Salina Grande
El bus turístico pasa siempre apresuradamente y la salinas son una visión fugaz...pero ese año tras dejar el auto al borde de una tranquera cerrada con candado bajamos andando hasta la Salina. No soplaba viento y el sol iluminaba la salina realzando sus rosas y blancos.
No había nadie, en el camino un guanaco relinchó avisando de nuestra presencia, y un par de hotes planeaban sobre nuestras cabezas. Estábamos en un sitio con mucha historia y alguna que otra leyenda...finalmente nos descalzamos y nos paseamos por la crosta de sal.
Recuerdo gratamente como los cristales de sal “masajeaban” nuestros pies como baño relajante en un inmenso cubo de agua y sal
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