jueves, febrero 09, 2006



Tras el paseo estuvimos charlando con unos y otros esperando la cena. La reunión convocó a los seis de la familia Behm, a Juan Soto de Punta Arenas, gaucho al que le gusta trabajar la tierra (cosa muy rara), una señora creo pariente de la familia y a los cuatro europeos.

En otra mesa, cuatro empleados chilenos de una empresa canadiense acababan de cenar y se despidieron. Esa gente andaban haciendo prospecciones para el gobierno argentino, buscaban oro, plata, gas, petróleo...

Pregunté a Fernando... “ojalá que no encuentren nada” comentó...y siguió “ya ven, nuestro gobierno negocia con una empresa del Canadá que no se fía de los argentinos y contrata a chilenos... y como encuentren algo yo seré propietario de lo de arriba pero del subsuelo...”....OJALA QUE NO ENCUENTREN NADA.

Como buen anfitrión Fernando iba lanzado, pero los italianos cansados por no entender y nosotros cansados (en dos noches ni habíamos dormido 8 horas) pronto nos retiramos a dormir...dormí muy bien en La María.




Amanecimos pronto, desayunamos, pasamos cuentas con Pepa y Fernando se mostró más suave, empezó a mostrarnos su colección de puntas de flecha, fósiles y nos dirigimos a visitar la “caldera”... dedicó más atención a los italianos (que ya estaban algo moscas)...

Visitamos más cuevas con pinturas y los yacimientos de troncos fosilizados.

Por cierto antes les comentaba que podría ser El Louvre de Patagonia, pero es un museo muy peculiar ya que los suelos de sus diferentes salas están tapizados de una consistente alfombra de excrementos de oveja.

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