Tras desayunar salimos para el Queulat, la carretera bordea el fiordo, el paisaje es precioso y pronto estábamos al borde del río que desciende del Ventisquero colgante.
Camino al Queulat
Tras algo más de dos horas de caminata por el bosque se llega a un mirador situado enfrente del ventisquero.
Recuerdo que uno de los derrumbes cortó momentáneamente la cascada más grande, al cabo de unos instantes el “tapón” cedió, cayó ruidosamente y la cascada recobró su cola.
Estuvimos comiendo allá y a la vuelta nos dirigimos a las Cabañas Queulat (otro anticipo de lo que podría ser el Paraíso).
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