viernes, febrero 24, 2006


EL EFECTO PERITO

Si ya es fascinante todo el trayecto desde El Calafate, a la que el Perito empieza a asomar, la cosa se convierte en una especie de “corre corre que te pillo”...sale...se vuelve a esconder...te muestra un extremo...aquí y allá unos pequeños icebergs azules (primer contacto con el espectáculo cromático del hielo)...ya estás atrapado...y lo que te queda.

Ver nevar es fascinante, así que imagínense ustedes lo que supone estar ante esto.

Cuando paseas o navegas ante ese extraordinario monumento de la naturaleza el tiempo se esfuma como deslizándose por esa avenida gigantesca. Podrías pasarte días viendo sus formas, esperando el derrumbe que sí o
sí se va a producir, mientras el crujiente hielo te mantiene constantemente fascinado con sus sonidos.

Esa fascinación en nuestro caso se convirtió en estímulo para conocer a unos cuantos miembros de la familia de glaciares patagones, siempre fascinantes tienen en el Perito su foto de presentación. Ese hermoso glaciar concentra con generosidad la esencia del mito de la infancia...de la NATURALEZA en mayúsculas, que incita a la curiosidad, a tratar de saber “un poco más” del porqué de cosas como esa, de que suerte tenemos los humanos de vivir en un planeta así (lo del que burros somos ahora vamos a dejarlo).

En las ajetreadas calles del Calafate el Efecto Perito permanece... ¿quien no se ha quedado embobado? ante uno de esos televisores que proyectan imágenes del (ahora ya el último) rompimiento. Mi felicitación a los privilegiados que han presenciado en persona una de las escasas rupturas, eso ha de ser...

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